De la construcción de los recuerdos, la memoria -individual y colectiva- y el reflejo ineludible del presente, parte la historia personal que Flavia Castro (Porto Alegre, 1965) llevó al cine en dos ocasiones.
"No intenté contar una experiencia grande, sino más bien una pequeña, la de mi familia, (...) tenía la sensación de que era la mejor forma de llegar a una experiencia más universal", asegura la realizadora en una entrevista con Efe con motivo del premio Cineuropa a su trayectoria, que recibe este miércoles en Santiago de Compostela (noroeste de España).
El exilio de su familia es también una historia "colectiva", la de un país que en 1964 vivió un golpe militar y una dictadura que duró dos décadas.
La familia de Castro se exilió de Brasil tras el golpe, primero a Chile, luego a Argentina, Bélgica y finalmente Francia. En su documental 'Diário de uma busca', la cineasta hace un viaje de ida y vuelta, reconstruye su pasado y también el de su padre, un periodista militante izquierdista que en 1984 fue encontrado muerto en el departamento de un supuesto ex oficial nazi.
A partir ahí, Castro cuenta de un modo paralelo la vida de su padre y su propia infancia y adolescencia militante en Francia.
"Comencé a dirigir porque quería hacer esa película. Es una película que necesitaba existir y yo necesitaba hacerla", afirma la directora, quien revela que "no escogió el cine", sino que llegó a ella como "una posibilidad de expresión" que le permitía ahondar mejor en su propia memoria.
Volvió a hacerlo en 2019 con 'Deslembro' -premiada en el Festival de Venecia-, esta vez en ficción. Su segundo filme, es en cierto sentido, una continuación en la que reflexiona sobre cómo los seres humanos recordamos las cosas, especialmente en la adolescencia, y cómo nos enfrentamos a ciertos eventos traumáticos, con sus consecuencias en el presente.
"Cuando montaba 'Diário de uma busca' comencé a sentir que lo que mi madre decía, lo que yo recordaba y lo que mi padre escribía en sus cartas eran experiencias diferentes, a pesar de relatar lo mismo", afirma.
Así, 'Deslembro' sigue la historia de Joana, que vive en París y, cuando se proclama la amnistía en Brasil en 1979, regresa a su país en contra de su voluntad y allí comienza a recuperar recuerdos de una infancia fragmentada.
Para Castro, las películas "siempre son un reflejo del presente, del tiempo en el que se realizan o filman", por lo que en todas ellas hay un eco que apela a la actualidad.
Por ello, rodar en plenas elecciones brasileñas en 2017, ante un país dividido entre un líder de izquierdas en aquel momento injustamente encarcelado, Lula Da Silva, y un candidato de ultraderecha, Jair Bolsonaro, -que acabó proclamándose vencedor- fue "catártico".
"La película tiene algunos componentes que tienen que ver directamente con el presente, con eso que estaba pasando, a pesar de que se desarrolla en 1979.
"En Brasil hay todavía muchas cosas que no fueron resueltas y que tienen que ver con la memoria colectiva o la memoria del Estado. Es uno de los países de América Latina que no llevó a la justicia a los agentes del Estado que cometieron crímenes contra la Humanidad", asegura.
Castro, que reconoce que recibir un premio como el Cineuropa es toda "una honra" pero también "una sorpresa", tiene dos películas pendientes de estreno:'As vitrinas', basada en su infancia en Chile y Argentina y que "cierra la trilogía de su historia personal", y 'Cyclone', que narra la historia de una dramaturga en Sao Paulo en los años veinte del siglo XX.