Darín y Trapero ponen acento argentino a los Goya

MADRID. La gala de la 30 edición de los Goya tuvo doble acento argentino, el de un ausente Pablo Trapero, ganador del premio a mejor película iberoamericana por “El clan”, y el de Ricardo Darín, que se llevó el de mejor actor por “Truman”.

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Truman fue la película triunfadora de la noche con cinco galardones. Darín fue además protagonista con su reivindicación política en una sala llena de representantes políticos españoles -el ministro de Cultura en funciones, Iñigo Méndez de Vigo, y los líderes de los partidos socialista, Pedro Sánchez; Podemos, Pablo Iglesias; Ciudadanos, Albert Rivera, e Izquierda Unida, Alberto Garzón-.

“Hagan algo por la cultura porque es lo único que hay que hacer”, dijo el actor al recoger su primer Goya tras cuatro nominaciones.

Doblemente contento por los premios logrados por Truman, que ganó además los de mejor película, director (Cesc Gay), actor secundario (Javier Cámara) y guion adaptado (Gay y Tomás Aragay).

Este último fue entregado por otro de los protagonistas de la noche, el premio nobel peruano Mario Vargas Llosa, que se encargó, con poca soltura, de entregar los Goya a mejor guion adaptado y mejor guion original, que recayó en Fernando León de Aranoa por Un día perfecto.

Porque más allá de Truman, los Goya de esta 30 edición estuvieron muy repartidos.

Nadie quiere la noche, de Isabel Coixet, se llevó cuatro: mejor música original (Lucas Vidal), maquillaje y peluquería, diseño de vestuario y dirección de producción. Mientras que la gran favorita, La novia, la adaptación que Paula Ortiz ha realizado de las Bodas de sangre de Federico García Lorca, se llevó solo dos (mejor dirección de fotografía y actriz de reparto para Luisa Gavasa) de los doce Goya a los que aspiraba.

A cambio de nada consiguió los de dirección novel para Daniel Guzmán y actor revelación para Miguel Herrán; El desconocido, los de montaje y sonido y Palmeras en la nieve los de mejor canción original (Pablo Alborán y Lucas Vidal) y mejor dirección artística.

Y otras cinco películas se fueron con un Goya a casa: Anacleto, agente secreto el de mejores efectos especiales; Un otoño sin Berlín el de mejor actriz revelación para Irene Escolar; Un día perfecto, mejor guion adaptado; Techo y comida, mejor actriz, para Natalia de Molina.

En cuanto a la presencia latinoamericana se completó con el premio a mejor película iberoamericana, que ganó, como se esperaba, El clan, una coproducción hispanoargetina dirigida por Pablo Trapero, que se impuso a Vestido de Novia, de Marilyn Solaya (Cuba); Magallanes, de Salvador del Solar (Perú) y La once, de Maite Alberdi (Chile) .

El realizador argentino no pudo estar en la ceremonia porque su mujer había dado a luz a su segunda hija hacía apenas unas horas, pero expresó a Efe su felicidad por una semana increíble para él y lo hizo por teléfono desde la clínica. Un premio especialmente importante para él porque viene de la tierra de Luis Buñuel, que también estuvo presente en la gala por el homenaje de los tambores de su pueblo natal, Calanda (noreste de España), que sonaron en el Hotel Marriott Auditorium donde se celebró la entrega de los premios.

El Goya de mejor película europea fue para la francesa Mustang y el de animación para la taquillera Una Familia Espacial.

Fue una gala en la que pesó mucho el lado político con la asistencia de representantes de formaciones políticas españoles y el glamour de estrellas de la prensa rosa como Isabel Preysler, que acompañaba a su pareja, el nobel Mario Vargas Llosa.

También las estrellas internacionales invitadas, Juliette Binoche -nominada a mejor actriz por Nadie quiere la noche - y Tim Robbins, así como Penélope Cruz -candidata por Ma ma - y Javier Bardem, en uno de sus escasísimos posados públicos como pareja. Penélope Cruz y Javier Bardem se mostraron relajados y sonrientes en su paseo por la alfombra roja en la que el actor se repartió para posar también con su madre, Pilar Bardem.

Fueron las estrellas más fotografiadas de una alfombra roja que pareció contagiada del frío reinante en Madrid y que fue menos lucida que en otras ocasiones, al igual que una gala con algunos destellos brillantes del presentador, Dani Rovira, y que se alargó un poco menos de lo habitual, solo 3 horas y 10 minutos.

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