“El hombre que mató a Don Quijote” será al fin desvelado en Cannes

CANNES. El británico Terry Gilliam presentará el sábado en Cannes su Don Quijote, casi 20 años después de haberse embarcado en este proyecto plagado de infortunios y obstáculos legales.

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“Aquí la tienen”, proclama Gilliam al abrir El hombre que mató a Don Quijote, película carnavalesca y oda a los viejos locos que quieren vivir sus sueños.

El ex Monty Python reunió para esta interpretación libre de la célebre obra de Miguel de Cervantes a Jonathan Pryce –con quien filmó Brazil y Las aventuras del barón de Munchausen– y Adam Driver (Paterson, BlacKKKlansman). Figuran además los actores españoles Sergi López, Rossy de Palma y Jordi Mollá.

Driver interpreta a Toby, un director que durante un rodaje en España recuerda la película que había realizado años atrás con los habitantes de los alrededores. Pero el filme, sobre Don Quijote, ha tenido consecuencias trágicas para sus actores, empezando por Javier, un viejo zapatero que había interpretado al caballero errante y que se ha vuelto loco.

Con idas y venidas entre el pasado y el presente, alusiones a los problemas con que se topó el rodaje, Gilliam, de 77 años, arma una cinta con una abundante dosis de locura y delirio, en busca de desatar las carcajadas del público, mitigadas durante el pase de prensa. Gilliam es esperado el sábado en el Festival de Cannes, donde dará una rueda de prensa.

En 2000, el cineasta tuvo que cesar el rodaje de la película, con Jean Rochefort, Johnny Depp y Vanessa Paradis, debido a un encadenamiento de infortunios, desde unas inundaciones en el lugar del rodaje hasta una hernia discal sufrida por el ya fallecido actor francés, a quien está dedicada la película. Gilliam trató de resucitar el proyecto en varias ocasiones, topando cada vez con una falta de financiamiento, hasta lograr rodar el filme el año pasado con la productora española Tornasol.

Justamente este capítulo le dio a Gilliam el último dolor de cabeza, cuando el productor portugués Paulo Branco lo denunció ante la justicia francesa, después de que ambos rompieran un contrato por el que el primero cedía al segundo –propietario de Alfama Films– los derechos de autor-director. Se espera una sentencia en junio. Paralelamente, Branco trató de evitar que la película se exhibiera este sábado en la clausura del Festival de Cannes, pero la justicia se lo negó.

Este viernes, el Tribunal de Gran Instancia de París también desestimó la demanda de Branco para impedir la distribución del largometraje y por tanto la prohibición de su estreno en cines en Francia a partir del sábado.

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