Readaptación de “Ben-Hur” lleva mensaje de “perdón” a nuevas generaciones

MÉXICO. Si el clásico de 1959 dirigido por William Wyler era una historia de “venganza”, la nueva adaptación de “Ben-Hur” es un relato “sobre rendición y perdón” necesario en la actualidad, aseguraron los protagonistas de la película.

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En la presentación mundial del filme, el actor Jack Huston, quien encarna a Judah Ben-Hur, mostró su satisfacción por haber demostrado con su trabajo que “hay otro camino” más allá del “odio y la venganza”, que pasa por la reconciliación y la redención.

“Con Judah experimentamos que para crecer necesitamos tocar fondo”, afirmó Huston, quien dice admirar la actuación de Charlton Heston desde era pequeño. Su compañero de reparto, Toby Kebbell -quien interpreta a Messala- prefiere sintetizar el concepto del largometraje diciendo que “es una historia que indica la diferencia entre el poder y la fuerza”. Términos que en ocasiones se emplean indistintamente y que aquí quedan representados por, respectivamente, el ejército romano y por Jesucristo, apuntó el actor.

La productora de la cinta, Roma Downey, enfatizó la necesidad de acercar de nuevo al público la narración de la novela de Lew Wallace y de trasladarla a las generaciones jóvenes.

“Es una historia de perdón que necesita ser contada más que nunca, y han pasado 57 años, es el momento para una nueva versión”, defendió Downey, quien bromeó diciendo que hay una generación a la que llaman “Ben Who?” ("¿Ben quién?") porque no conoce el clásico.

Aseguró que la nueva Ben-Hur, dirigida por el ruso Timur Bekmambetov, tiene un argumento “muy diferente” y que sigue más la trama original del libro.

Ben-Hur, que también tuvo una adaptación en el cine mudo, cuenta la historia de un hombre que, traicionado por su hermano, pasa años como esclavo y regresa a Roma en busca de venganza. “La de 1959 dura tres horas, era tan larga que tenía un intermedio. La audiencia ya no tiene esa paciencia”, consideró la productora.

Además, continuó, “en términos de interpretaciones, (la nueva) es más natural, y la edición es más ágil” que la película de Wyler, ganadora de 11 premios Óscar.

Para la recordada escena de la carrera de cuádrigas, Ben-Hur ha optado por emplear en esta ocasión el mínimo de efectos especiales posibles, y buscar el realismo infiltrando cámaras entre los caballos y los propios actores, aseveró Downey.

“Es lo más cercano a la muerte que puedes estar”, comentó con humor Huston sobre la grabación de la escena, y añadió que un exceso de efectos especiales “te aleja de los personajes”. Por su parte, el actor Rodrigo Santoro mencionó que “las comparaciones con la película de los 50 son inevitables”, pero que en el caso de su personaje, Jesucristo, la película intenta mostrarlo como una figura “más accesible” y cercana.

El brasileño relató cómo en su proceso de preparación del personaje pasó de la mera investigación a “poner en práctica” las enseñanzas de Jesucristo en su día a día.

“Me topé con las paredes gigantescas de la humanidad, pero es el camino, y puedo decir que nunca fui tan feliz”, afirmó Santoro, quien, junto con otros miembros del reparto, tuvo un encuentro con el papa Francisco y recibió su bendición.

Downey señaló que “la belleza” del mensaje de Jesús, independientemente de las creencias de cada uno, es que habla del “amor y la importancia de hacer el bien”, lo que resulta clave para la transformación que Judah Ben-Hur experimenta al final de la película.

“Para cada uno de nosotros hay una oportunidad de vivir ese mismo momento (...); lo que es el pensamiento básico, la filosofía de Jesucristo, es muy buena para la vida”, afirmó la productora.

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