“Lo maravilloso de Peter Parker es que lidia con una vida como el resto de los hombres. Tiene los mismos problemas que un periodista o un sastre de mantelería. Y hay una hermosa metáfora en él: todos tenemos algo de Peter, luchando por nuestro día a día, pero todos tenemos algo de Spider-man, tenemos algo extraordinario que dar al mundo”, explicó hoy Garfield en un encuentro reducido con medios en Nueva York a una semana del estreno del filme en EE.UU.
En The Amazing Spider-man 2, dirigida de nuevo por Marc Webb y en la que se desarrolla (y se trunca) su romance con Emma Stone, el superhéroe disfruta plenamente de sus poderes y eso le convierte, entre otras cosas, en un paseante con vistas privilegiadas de Nueva York. Pero se amilana y saca su lado más inmaduro a la hora de enfrentarse a una mujer con las ideas claras.
“Creo que hemos actualizado mucho el personaje femenino. Es una chica mucho más sólida que en la primera parte, más madura y con las ideas más claras. No se queda atrás y no espera a que su novio decida. Ella toma su camino independientemente de que sea el mismo o no de Peter Parker”, aseguró por su parte Emma Stone, quien se despide de la saga. “Sabía que este momento iba a llegar tarde o temprano y teníamos que ser fieles a la historia”, reconoce.
Spider-man, al que los productores definen como un héroe solitario (ni siquiera forma parte de la familia de superhéroes de The Avengers) llega a esta segunda parte sin perder el humor y la coreografía pero con el trauma de la orfandad y las vicisitudes del amor.
Además, debe a salvar al mundo de quienes tienen una gestión emocional todavía peor y acaban odiando al mundo entero: Electro (encarnado por Jamie Foxx) y el Duende Verde (Dane DeHaan).
Electro es un científico al que nadie hace caso, que se obsesiona con Spider-man el día que le salva la vida y se quiere vengar con el mismo ahínco el día que se siente abandonado por él. El Duende Verde, originalmente el mejor amigo de Peter en la escuela y cuyos padres compartieron hallazgos científicos, lucha por la supervivencia ante una enfermedad desconocida, aunque ello implique acabar con el mundo.
“Los tres vienen de un origen parecido, tienen parecidos conflictos con familias desestructuradas... pero una vez que tienen acceso al superpoder, lo enfocan de manera muy distinta. Es algo que vemos todos los días en la realidad”, dice Foxx, ganador del Óscar por Ray que ahora prácticamente desaparece bajo el maquillaje azul y los efectos especiales.
Pero a pesar de tanta carencia emocional convertida en lucha espectacular en localizaciones tan míticas como Times Square (una de las escenas más espectaculares del filme), sus responsables tienen claro que su concepto de cine entretenimiento es desde una perspectiva lúdica y no tan oscura o filosófica como la del Batman de Christopher Nolan.
“Teníamos una intención muy específica en lo que respecta al espectáculo. Queríamos capturar el sentimiento de ese niño que lee los cómics e imagina y disfruta todo un mundo. Un niño emocionado, que vibra con la emoción pero también con la parte físicamente extraordinaria de su héroe”; aseguró Marc Webb, el director de la cinta.
No en balde, fue ese niño interior el que empujó a Garfield a aceptar el proyecto y quien entiende a ese Spider-man como una mezcla entre Bruce Lee, Buster Keaton y un bailarín contemporáneo.
“Cuando tenía tres años, en mi primer Halloween, me disfracé de Spider-man. Cuando me ofrecieron el papel había muchas voces que me decían 'pero cómo te atreves' o 'lo harás fatal y todo el mundo te odiará', pero al final triunfó ese niño interior que quería volver a disfrazarse”, concluyó Garfield.