Paraguay también tuvo su propio golpe al arte: el asalto al Museo de Bellas Artes

Robo de cuadros del Museo de Bellas Artes en julio de 2002. Foto: Antonio León.
Robo de cuadros del Museo de Bellas Artes en julio de 2002. Foto: Antonio León.

En 2002, una banda cavó un túnel de 25 metros en pleno microcentro para robar cinco cuadros europeos valuados en más de un millón de dólares. Dos fueron recuperados años después, pero tres siguen desaparecidos y el caso continúa sin avances.

El espectacular robo al Museo del Louvre, en París, reavivó la memoria de un episodio que también estremeció al mundo del arte paraguayo: el robo al Museo Nacional de Bellas Artes de Asunción, ocurrido hace más de dos décadas, cuando una banda de delincuentes ingresó por un túnel subterráneo para sustraer valiosas obras de arte de incalculable valor histórico.

Mientras en Francia los ladrones escalaron la fachada del Louvre disfrazados de operarios para llevarse joyas imperiales en apenas siete minutos, en Paraguay los autores del golpe actuaron con igual precisión, aunque con un método digno de una película: excavaron un túnel de 25 metros que cruzaba la calle Iturbe, desde un local alquilado frente al museo, hasta una de las oficinas del Archivo Nacional.

Robo de cuadros del Museo de Bellas Artes en julio de 2002. Foto: Antonio León.
Robo de cuadros del Museo de Bellas Artes en julio de 2002. Foto: Antonio León.

La madrugada del robo, cinco cuadros europeos del siglo XVII —adquiridos por el coleccionista Juan Silvano Godoi y luego vendidos al Estado paraguayo— desaparecieron sin dejar rastro. La funcionaria Norma Beatriz Ibáñez descubrió el hecho al llegar a las 6:00 de la mañana y hallar las puertas forzadas y los marcos vacíos.

“Entró y no llegó a ver las obras. Solo estaban los marcos de estos cuadros hechos allá por el año 1600”, recordaba entonces Lotte Schultz, quien era directora del museo.

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Robo de cuadros del Museo de Bellas Artes en julio de 2002. Foto: Antonio León.
Robo de cuadros del Museo de Bellas Artes en julio de 2002. Foto: Antonio León.

Entre las piezas robadas se encontraban una pintura de caballete de San Jerónimo; “Tête de Femme”, del artista francés Étienne Adolphe Piot; un autorretrato atribuido a Jacopo Robusti “El Tintoretto”; “La Virgen con el Niño Jesús”, atribuida a Bartolomé Esteban Murillo; y un paisaje de Gustave Courbet, uno de los grandes maestros del realismo europeo.

En 2008, el cuadro anónimo “San Jerónimo” fue detectado en la ciudad de Posadas, Argentina, durante una investigación internacional.
En 2008, el cuadro anónimo “San Jerónimo” fue detectado en la ciudad de Posadas, Argentina, durante una investigación internacional.

Según la investigación policial, los delincuentes alquilaron el local con identidades falsas, prepararon el túnel durante semanas y sabían exactamente qué piezas buscaban. “Esto fue una obra maestra. Deben ser extranjeros que vinieron explícitamente para robar estos cuadros”, afirmaba entonces el comisario Alejandro Duarte, jefe de la 3ª Metropolitana.

Las obras, valuadas en unos 200 mil dólares cada una, fueron consideradas perdidas durante años, hasta que dos de las cinco piezas fueron recuperadas:

  • En 2007, “Tête de Femme”, de Adolphe Piot, volvió al Museo de Bellas Artes gracias a pistas aportadas por un equipo periodístico.
  • En 2008, el cuadro anónimo “San Jerónimo” fue detectado en la ciudad de Posadas, Argentina, durante una investigación internacional.
“Tête de Femme”, de Adolphe Piot,
“Tête de Femme”, de Adolphe Piot,

Sin embargo, las tres restantes siguen desaparecidas: “La Virgen con el Niño Jesús”, el autorretrato atribuido al Tintoretto y el paisaje de Gustave Courbet. A más de veinte años del golpe, no hubo nuevos avances en la investigación ni rastros que permitan reconstruir su paradero.

Hoy, mientras Francia enfrenta su propio escándalo cultural con el robo de joyas imperiales en el Louvre, Paraguay vuelve a recordar el golpe al Museo de Bellas Artes, un hecho que reveló la fragilidad del resguardo patrimonial y la persistente impunidad ante los delitos contra el arte. Un recordatorio, todavía vigente, de que cuando la cultura no se protege, el arte puede desaparecer bajo tierra... o por la ventana.