“La narcopolítica se democratizó en Paraguay”

Según el cineasta y periodista Juan Manuel Salinas, Paraguay vive hoy el narcotráfico de manera cultural y social. Para el comunicador, que estrena su primera película “Paraguay, droga y banana”, el fenómeno se “democratizó” con la caída de Stroessner.

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Juan Manuel Salinas es periodista, guionista y realizador audiovisual. Trabajó en los periódicos La Nación y Crónica, además de pasar por la revista Tvo. También colaboró con La Nación de Buenos Aires.

Y aunque tiene un libro escrito, La obsesión de Andrea (Servilibro, 2005), es más conocido en los medios por polemizar en programas de farándula. Formó parte del panel de Teleshow, programa de espectáculos y fue guionista adaptador de las telenovelas paraguayas “Papá del corazón” y “De mil amores”, ambas con libros originales del autor argentino Jorge Maestro.

En los últimos años indagó sobre el origen del narcotráfico en Paraguay. Fruto de ello es la película “Paraguay, droga y banana” que se estrenará en Asunción el próximo 15 de setiembre. Antes de su estreno, conversamos con Juan Manuel acerca de las ideas presentes en su primer documental.

-Desde la concepción de la idea hasta la posproducción de la obra, ¿te tomó mucho tiempo crear la película?

-La idea y el camino a tomar no costaron realmente, en el sentido de que no tardé en tener en claro lo que quería. La idea surgió de una entrevista a un exjuez de Alto Paraná donde relataba anécdotas muy interesantes. Fue el puntal, de ahí se desprendió la idea de finalmente contar la historia del narcotráfico en Paraguay.

-¿Pero otras cuestiones sí pesaron?

-Lo que sí costó fue, como siempre sucede, la financiación. Implicaba frenar varias veces la producción y ponerme a buscar fondos que finalmente llegaron, pero todos son de años diferentes, a eso hay que sumarle que pocas veces se cobra en fecha, por ende, implicaba también retrasar el trabajo.

Y así pasaron 6 años. Pero bien, no me quejo, lo importante que el trabajo se terminó y estamos a pocos días del estreno. Y eso gracias a los fondos de la Secretaría Nacional de Cultura, del Centro Cultural Juan de Salazar, Fondec y de la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Asunción. Christian Chena también me apoyó al permitirme usar mucho material de archivo de Canal 13.

-¿Por qué lleva el título de “Paraguay, droga y banana”? ¿Tiene que ver con el tercermundismo del país?

-Así es, es una ironía en relación a cómo se dieron muchos casos, en la película está explicado, al inicio y al final.

-¿Por qué decidís hacer una película sobre el narcotráfico?

-Porque hoy todos hablan de narcopolítica pero se habló poco de cómo comenzó todo. Entonces, me pareció interesante explicar que esos hechos como personas que se balean con armas de guerra en plena calle de Pedro Juan, tiene un comienzo.

Lo que hoy se vive, es el resultado de lo que se vivió antes, donde la política y la justicia no solo permitieron sino que avalaron muchas cosas. El narcotráfico se desarrolló durante la dictadura con militares poderosos del régimen, como el General Colmán y el General Andrés Rodríguez, este último una pieza clave en esta historia.

-Optaste por un documental y no por drama o acción, ¿a qué se debe esta elección?

-Bueno, hacer ficción, que es en realidad lo que más me apasiona, es más caro. Al menos si iba a encarar la misma historia del documental, que iba a implicar recreaciones de época. Pero encontré en el documental un camino más que interesante, si bien el género no es algo que me plantee explorar, finalmente fue la opción. Y me entusiasmó. Sobre todo con esa intención y gusto de revisar la historia.

-¿Cómo trabajaste el guión? ¿Lo hiciste solo?

-Sí, lo escribí sólo. Partiendo de los datos de los entrevistados, recortes de diarios y algunas publicaciones extranjeras.

-A diferencia de investigaciones periodísticas en la prensa o en la TV, incluso de los 90, ¿qué tendrá este documental? ¿Qué aportará de novedoso?

-En algunos puntos, hay testigos que entrevisté que dan versiones diferentes a algunas publicaciones. O versiones nuevas. También se meten en casos que si bien se hablaron en algún momento, acá me tomé el tiempo de profundizar un poco más con testigos directos que relatan lo que vieron y vivieron, cosas que casi no se sabían.

Creo incluso que puede reverse la historia oficial, donde al General Rodríguez se le ha perdonado todo, siempre bajo la explicación de que hizo el golpe que derrocó a Stroessner. Pero, una cosa no quita la otra.

-¿Fue peligroso grabar esta película?

-No, de alguna manera haber trabajado en televisión en productos de farándula hizo que sirviera como un camuflaje. Nadie sabía realmente lo que estaba haciendo.

Siempre cuento que cuando fui a Hernandarias a grabar, luego me contaron que muchas personas que me vieron pensaron que yo había ido a averiguar sobre unas modelos que andaban de fiestita por la zona.

-¿Recibiste alguna amenaza, directa o indirectamente?

-Amenaza no hubo, pero sí sucedió que en el 2010, publiqué un fragmento del documental como nota en la revista TVO, donde trabajaba en ese momento. Sucedió que una marca conocida levantó su auspicio de la revista. He aquí la casualidad que la familia que maneja esa marca está emparentada con un personaje muy mencionado en el documental. El golpe al bolsillo es la mejor arma en la era democrática.

-¿Podemos ver algo similar o diferente a películas mexicanas o colombianas que explotaron el tema del narcotráfico?

-Lo que puedo decir al menos es que existen casos y hechos que son de película y no se diferencian mucho de lo que hemos visto en cine o en series de televisión de afuera. Las mafias se manejan casi igual en todos lados. Si te quieren pagan por eso, si te odian te mandan al cementerio. Y eso fue lo que pasó acá.

-Es raro estrenar un documental paraguayo en el cine local. ¿Esperás algo de la crítica especializada?

-Puede que se vea raro porque no es lo usual. Y es sabido que no es fácil llegar en cine al público con un documental. Pero realmente, y hablo desde mi experiencia, que si se trabaja sin improvisar y siendo ordenado, los exhibidores son flexibles, más de lo que pueden ser afuera, donde sí o sí tenes que tener un sello atrás.

Yo fijé la fecha de estreno 15 de setiembre, hablando con los exhibidores en octubre del 2015. Lo hice analizando todos los estrenos del 2016 y una vez terminada la película, en esto quiero ser muy claro. Este negocio (porque el cine aparte de arte es también negocio) no se trata de que terminás hoy una película y mañana te vas a las salas y decís que querés estrenar el mes que viene.

-¿Cómo es el proceso?

-Hay gente que cree que es muy fácil, pero así no se hace. O todavía ni terminaron y ya quieren fecha, eso es tocar de oído. Hollywood trabaja con fechas de estreno sin haber filmado aún pero ellos tienen otra infraestructura. En relación a la crítica, bueno, la crítica es subjetiva, es la opinión del crítico que parte de su conocimiento. Lo que esperaría en todo caso es que no sea prejuiciosa, nada más.

-Desde 1991 al 2016 tenemos 17 periodistas asesinados, varios de los casos ligados por la violencia con que actúa el narcotráfico. ¿Está la prensa paraguaya amordazada por el narcotráfico?

-Al menos está temerosa. Y no es para menos, ¿por qué arriesgarse? ¿Vale la pena poner tu vida en peligro y la de tu familia por una información? Son preguntas que muchos hacen hoy día, no pasa por ser o no valientes. A veces también se confunde informar con denunciar. Yo creo que el periodista debe informar, no denunciar. Lo puede hacer si quiere, pero creo que informar es el foco.

La denuncia puede venir luego de esa información. Hay otra cosa, tenemos también el problema de los periodistas en las zonas conflictivas que a veces terminan trabajando para el narcotráfico. No digo que todos, pero sí varios. Y eso a veces lleva también a los ajusticiamientos. Matan al periodista que denuncia a un narco, contrario al narco que le paga. Así como se paga a políticos también se paga a periodistas.

-¿De qué manera considerás que la narcopolítica está presente hoy en Paraguay?

-De forma cultural y social. Nació con el régimen de Stroessner y se consolidó con él también. Luego, con la democracia, el negocio también se democratizó en las narices de toda la clase política, que con el cuento de “borrón y cuenta nueva” miró a otro lado dejando que esa narcopolítica que nació en la dictadura creciera con la democracia.

Hoy ya es tarde, forma parte de un todo, de la misma cultura y de una realidad social del campo, donde campesinos se vuelcan a las cosechas de marihuana buscando el pan de cada día. ¿De quién es la culpa? Ya lo dije, de la clase política. Pero de toda la clase política.

-Por último, ¿cuál es tu concepción sobre el uso de drogas ilícitas? ¿Debe, por ejemplo, debatirse sobre la legalización de la marihuana?

-Debe debatirse, lo que tengo dudas es que si una legalización solucionaría algo. El cigarrillo es legal y el contrabando de cigarrillos sigue siendo un negocio millonario. Con esto quiero decir que si las drogas, en este caso la marihuana se legaliza, no garantiza desaparezca el mercado negro. El tráfico seguirá existiendo.

 equintana@abc.com.py @EdQuintana

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