Desde la Sirenita hasta la Reina de las Nieves, los trabajos de Andersen (a los que el escritor llamaba sus “hijos”) han inspirado películas de Disney, ballets, canciones y libros.
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Érase una vez... el Hans Christian Andersen Museum, en la casa natal del escritor en Odense (centro de Dinamarca), era el “típico museo biográfico” lleno de “objetos y textos” afirma Lone Weidemann, coordinadora de ‘márketing’ de los museos de la ciudad. Pero los visitantes “buscaban sus historias de hadas, porque es lo que conocen” .
Tras una mágica transformación de siete años que haría sentirse orgullosa a la hada madrina, las autoridades de la ciudad convirtieron la galería en un complejo que se extiende por las calles empedradas de la parte vieja de Odense.
Tras entrar en el renacido museo, los visitantes pueden ver la cabaña donde Andersen pasó su infancia a principios del siglo XIX, y sumergirse después en un inmenso espacio subterráneo donde animaciones, interacciones, muestras y música hablan de los cuentos del autor.
Los visitantes pueden vivir una experiencia inmersiva en los cuentos de Andersen, como probarse el traje del emperador o buscar el guisante que perturbó el sueño de la princesa. “Te lleva a otro mundo” , dice Ara Halici, una turista de Países Bajos que hizo el viaje hasta Dinamarca para conocer el museo.
Origen humilde
La vida de Andersen se muestra a través de las salas, desde sus orígenes humildes como hijo de una lavandera analfabeta y de un zapatero pobre. Nacido en 1805, su padre lo abandonó a los 11 años. Andersen se fue de Odense tres años después y puso rumbo a la capital, Copenhague, con el sueño de convertirse en actor.
A su muerte, en 1875, Andersen, que logró el reconocimiento al final de su vida gracias a “El traje nuevo del emperador”, “Pulgarcita” y “El soldadito de plomo”, había escrito 158 cuentos y 800 poemas.
Los objetos siguen teniendo su lugar en la nueva exposición, por ejemplo, el tintero del escritor y una copa de champán que le regaló la cantante sueca Jenny Lind, que rechazó su propuesta de matrimonio.
Puerta a un mundo subterráneo
Con dos tercios de la exposición bajo tierra, el arquitecto japonés Kengo Kuma (que realizó el nuevo Estadio Olímpico de Tokio para los Juegos Olímpicos) se inspiró en el cuento “El mechero de yesca” de Andersen, en el que un árbol hueco abre una puerta a un mundo subterráneo.
“La idea detrás el diseño arquitectónico es similar al método de trabajo de Andersen, en el que un mundo pequeño se transforma en un inmenso universo”, afirma Kuma.
La transformación del museo comenzó a principios de los años 2010, después de que las autoridades de Odense aprobaran un plan para sacar a los vehículos del centro de esta ciudad de 205.000 habitantes.Los trabajos empezaron en 2014, en el espacio que dejó el cierre al tráfico de una importante calle.
El anterior museo, instalado desde 1930 en la casa donde nació Andersen, cerró a finales de 2017. Desde la reapertura, 40.000 personas han pasado por el museo. Pero tuvo que cerrar de nuevo ante la introducción de nuevas medidas para frenar la propagación del covid-19, lo que redujo el número de visitantes extranjeros.
El anterior museo Hans Christian Andersen recibía unos 100.000 visitantes al año, la mayoría extranjeros (entre ellos, 20.000 chinos, donde Andersen es muy popular).