Edmund White, cronista del mundo queer

Cofundador del grupo Violet Quill y de la Gay Men’s Health Crisis, vivió los momentos clave de la historia gay pluma en mano, pluma de franqueza desarmante con la que registró todo, desde el persecutorio clima de los 50 hasta los días heroicos de los disturbios del Stonewall Inn y la época tenebrosa de la crisis del VIH/SIDA. Pintó el mutante rostro de lo queer desde la segunda mitad del siglo XX en obras llenas de ingenio, descaro y poesía. Adiós a un escritor que marcó época y rompió tabúes (Cincinnati, 4 de enero de 1940 - Nueva York, 3 de junio de 2025).

Edmund White en 1985. Fotografía de Robert Giard.
Edmund White en 1985. Fotografía de Robert Giard.Gentileza

Esta mañana me enteré del fallecimiento de Edmund White en su departamento de Chelsea, en Manhattan. Había nacido en Cincinnati en 1940, pero pasó la mayor parte de su existencia aquí, en «la ciudad que no duerme». El impacto que sus relatos, ensayos y artículos tuvieron en sus lectores guarda relación directa con una calidad literaria que le permitió enseñar a otros a sentirse más libres y más vivos.

Yo descubrí en casa de un amigo su primera novela, Forgetting Elena (1973). Fue también el primer libro suyo que leí. Mi amigo me contó que a fines de los 80 encontró una sección gay en la biblioteca de la Universidad de Chicago, donde una tarde abrió al azar un ejemplar de A Boy’s Own Story (1982). Fue para él un hallazgo. No había imaginado que con esa materia se pudiera hacer literatura. Nunca había leído nada semejante. Tan explícitamente sexual. «Esa tarde», me dijo, «ese libro, ese momento luminoso y obsceno compendian para mí la juventud».

"A Boy's Own Story", célebre "bildungsroman" de Edmund White. Edición de 1983.
"A Boy's Own Story", célebre "bildungsroman" de Edmund White. Edición de 1983.

A Boy’s Own Story es un Bildungsroman cuyo joven protagonista gay crece en el medio oeste estadounidense de la década de 1950, y viaja a París y Nueva York en la década de 1980. White narró capítulos de su propia vida en esta obra que impactó por sus revelaciones desenfadadas sobre los inconfesos pavores y secretos desafíos que tuvieron que enfrentar los jóvenes homosexuales que crecieron entre las opresivas décadas de 1950 y 1960 y las revueltas de Stonewall de 1969.

En 2023, este clásico de la literatura queer de los 80 fue convertido en una hermosa novela gráfica por el artista Igor Karash, con guion a cargo de Michael Carroll (pareja de White; y, ahora, su viudo) y Brian Alessandro. El arte de Karash captura la atmósfera del midwest de los 50, de la Nueva York de los 70 y del París de los 80 con un lenguaje visual que evoca tanto los desolados paisajes urbanos de Edward Hopper, las misteriosas pinturas de Balthus y las películas de Lars Von Trier como los tópicos vintage de la publicidad americana de mediados del pasado siglo. Es, en mi modesta opinión, uno de sus mejores trabajos.

En 2023, "A Boy’s Own Story" fue convertida en novela gráfica por el artista Igor Karash, con guion de Michael Carroll y Brian Alessandro.
En 2023, "A Boy’s Own Story" fue convertida en novela gráfica por el artista Igor Karash, con guion de Michael Carroll y Brian Alessandro.

Pionero de la literatura queer cuando lo queer no estaba de moda y los editores rechazaban ese tipo de manuscritos con tan solo una ojeada, White no era frívolamente exhibicionista; era más bien, por así decirlo, extrañamente desacomplejado. Sus numerosas novelas –Nocturnes for the King of Naples (1978), Caracole (1985), The Beautiful Room Is Empty (1988), The Farewell Symphony (1997), The Married Man (2000), etcétera– son abiertamente queer, y también en sus libros de no ficción –como The Joy of Gay Sex (1977), el famoso ensayo coescrito con Charles Silverstein (fallecido en 2023)– retrató lo queer.

Que Edmund White era un tipo divertido queda claro no solo por sus escritos sino también por sus extravagancias –recordemos, por ejemplo, aquella entrevista publicada en el número 17 de Butt (revista cuyo subtítulo rezaba «Amazing Magazine For Homosexuals»), del otoño de 2006: «Edmund White, astonishing writer, wants to have sex with everybody»…–. Y, como suele pasar con los tipos divertidos, White tenía una enorme vitalidad. En plena vejez se volvió imparable: publicaba a veces dos novelas por año. Hace apenas unos meses, en enero, salió de la imprenta su sexta obra autobiográfica, The Loves of My Life (2025).

En enero salió de la imprenta la sexta obra autobiográfica de White, "The Loves of My Life" (2025).
En enero salió de la imprenta la sexta obra autobiográfica de White, "The Loves of My Life" (2025).

White también era un erudito. Y un francófilo, obviamente. A estas dos características le deben mucho sus biografías de Proust, de Genet, de Rimbaud. Todas vidas queer. Libros sabrosos por sus sorprendentes chismes y sus detalles cultos, «para entendidos». Recuerdo que en su trabajo sobre Proust menciona a «un grupito de jovencitos guapos a los que les enviaba cartas tiernas» en Cabourg (Balbec, en la ficción proustiana) y recoge la observación de Henri Bonnet de que «esta banda de muchachos, conocidos por azar en la playa y observados con fascinación febril, fue la que inspiró directamente a Proust la descripción del grupo indistinto de las muchachas en flor».

Edmund White estuvo en los disturbios del Stonewall Inn en 1969, fue uno de los fundadores del grupo de escritores gays Violet Quill y cofundó la Gay Men’s Health Crisis (GMHC) junto con el dramaturgo Larry Kramer (fallecido en 2020). White vivió gran parte de los momentos clave de la historia gay moderna, y los vivió pluma en mano. Una pluma de franqueza desarmante con la que registró todo, desde el persecutorio clima de los 50 hasta los días heroicos de las redadas del Greenwich Village y los años desamparados y tenebrosos de la crisis del VIH/SIDA. Pintó el rostro mutante de lo queer desde la segunda mitad del siglo XX hasta el presente a través de sus obras llenas de ingenio, descaro y poesía. Su larga vida ya es parte de la propia historia íntima de los Estados Unidos. Y de la historia secreta de Nueva York. De su Nueva York odiada y querida, esa ciudad sucia y peligrosa de fines de los 70, hecha de pérdida, deseo y desenfreno. La de los muelles de Chelsea y los roces en la oscuridad con los sentidos agudizados por el ansia. La de cierta irrecuperable escena nocturna que floreció con más fuerza en tiempos de adversidad. Su partida en pleno mes del orgullo es el punto final de una frase perfecta.

"Estoy 'curando' el artículo que una gran amiga poeta traducirá del inglés para el increíble suplemento cultural que dirige en Paraguay, mientras bebo una IPA Stonewall Inn y me pregunto cómo evitar que el Stonewall termine convertido en un Starbucks queer..."
"Estoy 'curando' el artículo que una gran amiga poeta traducirá del inglés para el increíble suplemento cultural que dirige en Paraguay, mientras bebo una IPA Stonewall Inn y me pregunto cómo evitar que el Stonewall termine convertido en un Starbucks queer..."

*Robert Purdy es tatuador, dibujante de cómics, licenciado en Bellas Artes (BFA) por la Cooper Union, estudiante del programa de Diseño Transdisciplinario de la Parsons School of Design y corresponsal del Suplemento Cultural en Nueva York.

*Traducción del inglés: Montserrat Álvarez.

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