Los viejos roqueros no han dicho la última palabra

LONDRES. Tienen la edad de la jubilación, el pelo gris o teñido y admiradores cada vez más mayores, pero los veteranos del rock y del pop se niegan a colgar la guitarra y a bajarse de los escenarios.

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Cada vez son más las leyendas de los años 60, 70 u 80 decididas a seguir grabando, a reunirse o incluso a salir de gira a pesar de los rencores existentes dentro de sus grupos.

Empezando por los Rolling Stones, a quienes sus diferencias internas no han impedido anunciar un nuevo disco para noviembre con sus mayores éxitos y dos temas nuevos, en lo que será su primera grabación en siete años.

“Sí, todavía rocanroleo. Y todo va bien”, dijo el cantante Mick Jagger durante la celebración del 50 aniversario del primer concierto de la mítica banda, a pesar de que en 1963 le daban apenas uno o dos años de vida.

Los miembros fundadores de los Beach Boys, que no habían vuelto a tocar juntos desde hacía 20 años, también desempolvaron sus coloridas camisas y enterraron el hacha de guerra para un álbum y una gira con 70 años cumplidos.

Aunque los Who cantaban en 1965 “I hope I die before I get old” (Espero morirme antes de hacerme viejo), los dos únicos supervivientes del grupo, Roger Daltrey y Pete Townshend, también han anunciado una gira por América del Norte con 68 y 67 años, respectivamente.

Iggy Pop tiene la edad de ser abuelo, pero sigue mostrando el torso en cada concierto. Y Bob Dylan acaba de celebrar medio siglo de carrera con “Tempest”, un álbum elogiado por la crítica.

Esta longevidad se debe a “una combinación de varios factores”, explica Scott Rowley, director de la revista Classic Rock Magazine en Londres: “un apetito real del público por la música en vivo, gente que siempre ha soñado con ver a estos artistas legendarios en un escenario. Por tanto, nunca les han ofrecido tanto dinero por actuar. Sin contar que con las descargas por internet ya no reciben los ’royalties’ que cobraban antes de la venta de sus discos”.

“Los grupos pueden arroparse en el discurso de ’tenemos ganas de tocar juntos’, pero en el 99% de los casos es por motivos económicos” por lo que vuelven a los escenarios, confirma Jean-Daniel Beauvallet, redactor jefe de la sección de música de la revista francesa Inrockuptibles.

Sobre todo que muchos de estos artistas están acostumbrados a un lujoso tren de vida.

Movido por problemas financieros, Leonard Cohen también tuvo que hacer la maleta. A sus 78 años, vestido con traje negro y sombrero, continúa recorriendo el mundo y atrayendo a sus admiradores.

En Londres, por ejemplo, los organizadores tuvieron que cambiar la sala prevista debido a la demanda.

Las ’groupies’ de los abuelo roqueros envejecieron con ellos y sus conciertos son a menudo ocasiones para llevar a toda la familia. Nada que ver con la época en la que su música simbolizaba a una juventud rebelde. Hoy, los jóvenes descubren sus canciones por internet.

“Hoy a los chicos les da igual saber en qué época tocaba el grupo. En su iPod pasan de un tema actual a otro de hace 50 años sin inmutarse”, señala Jean-Daniel Beauvallet. Estos roqueros pertenecen también a una generación “que se formó con el culto a la juventud”, recuerda Thomas Sotinel, crítico musical del diario francés Le Monde. “Los ’baby boomers’ siguen adulando a los ídolos de su juventud y así ellos también creen que siguen siendo jóvenes”.

Pero todos estos artistas “eran grandes músicos que adoraban los escenarios, y estos sentimientos no desaparecen forzosamente con la edad”, opina un portavoz de la cadena de tiendas de música HMV, Gennaro Castaldo.

“Nadie cree que los escritores deben dejar de escribir cuando se hacen viejos, o que hay que dejar de leer a Hemingway porque desde entonces se han escrito otros libros”, concluye Rowley.

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