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“No hay un solo año que no regrese a Paraguay”, dice Chiara D’Odorico, abriendo la nota. Ella se mudó a Buenos Aires hace 15 años, desde hace 7 vive en un departamento de Palermo. “Salí a los 18 años buscando crecer en la música clásica, era poco más que una niña, me volví adulta lejos de mi país”.
Un día normal, para Chiara, implica levantarse a las 7 de la mañana, desayunar su “sagrado” café con tostadas y a las 7:30 h ya está sentada al piano. “Tengo que estudiar, practicar, preparar conciertos, las giras, programas nuevos. Paso ahí toda la mañana. Al mediodía paro para cocinar, almorzar y a la tarde arranco con las clases de mi academia D’Odorico Lonardi hasta la noche, luego cenar y a dormir. Así es más o menos mi rutina, los domingos descansamos, visitamos a amigos, salvo que tenga algún concierto”.
-Me imagino tu sala llena de menciones, agradecimientos, premios
Por suerte tengo muchos premios y reconocimientos desde niña, cuando tocaba el piano como un juego sin saber que se transformaría en mi profesión y que sería una carrera que exige seriedad y responsabilidad. En música, nadie te regala nada, aquí hay que poner una vida de mucho esfuerzo. Contestándote, no soy de mostrar nada en mi casa ni en mi estudio. Todo lo que gano y he ganado está en el conservatorio de mi mamá, en Paraguay.
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-¿Hay alguno en el que pienses más, te sientas particularmente orgullosa?
Tal vez el que más me llena de orgullo es que me dio la Senatur, porque era en plan de embajadora turística a través del arte, creo que ese premio engloba lo que he conseguido como joven sobresaliente, como mujer destacada en mi país.
Cuando viajo siempre hablo de Paraguay. Otra cosa que me enorgullece es tener grabados 3 discos, con buena repercusión, uno estuvo nominado a los Premios Gardel. Es un poco difícil explicar qué significa para el artista grabar un disco, pero puedo decirte que fue algo que no imaginé y sucedió: inmortalizar mi música.
-Has crecido en todo sentido, ¿en qué etapa te sentís como artista?
Es difícil saberlo, pero creo que estoy en una de evolución. Soy una persona muy activa, siempre estoy en un proyecto, vivo el presente y el futuro a la vez, sabiendo que lo que hice ayer tiene que ver con los resultados que tengo hoy. Miro hacia adelante. Siento que he logrado muchos sueños, tocar en escenarios internacionales, viajar por el mundo (he tocado en 35 países), contactar con públicos distintos.
Vivo emociones y gratificación, yo misma me digo “¡guau!”.
También ser docente es un sueño cumplido, de niña quería ser como mi mamá y les daba clases a mis muñecas, enseñaba y sargenteaba, jaja, y es lo que hago hoy; me encanta enseñar a niños y adolescentes, me gusta traspasar mi conocimiento a las nuevas generaciones. Tengo muchos proyectos en mente para seguir fomentando la educación musical en Argentina y Paraguay.
-¿Cómo te llevás con la composición latinoamericana?
Quiero seguir explayándome en mi repertorio, incluyendo compositores menos conocidos del Paraguay. Hay una gran riqueza cultural en Latinoamérica que merece ser mostrada al mundo entero.
-Leí en una entrevista que decías que tocar en Paraguay era lo más importante para vos, ¿por qué?, es un ambiente muy duro para el artista clásico.
Siento que tocar en Paraguay es un experiencia muy importante y significativa, cada año para mí es “el concierto”, a la par de mis giras europeas me reservo toda la energía para el país donde di mis primeros pasos, disfruté mi adolescencia, tengo una conexión especial con el público. Es la oportunidad de mostrar lo que hago afuera y de agradecer la rica herencia cultural que llevo en mí.
Y sí, el ambiente es difícil, pero yo soy optimista y espero que la música académica tenga mayor reconocimiento y apoyo, porque hay un gran potencial que va creciendo. Hay cosas que creo que pueden mejorar: falta infraestructura, recursos sobre todo, oportunidades para los músicos clásicos. Muchos me piden que haga conciertos, pero no es tan fácil, todo hay que pagar: el teatro, la publicidad, los programas, las flores…, los músicos necesitamos una Secretaría que apoye los eventos artísticos. No obstante, creo que mejoró en algunas cosas desde el 2009.
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-¿Cómo influye la música culta en la manera de vivir, de ser?
Siento que estoy en una etapa emocionante que combina mi juventud con un largo camino recorrido. He tenido la oportunidad de experimentar y de aprender tanto, cada presentación me fue acercando más a mi identidad artística. A esta edad la música clásica es para mí una combinación de pasión, madurez y reflexión.
Hacer música es entender y transmitir las emociones.
Tuve muchos retos que pude superar, nada fue fácil. Hoy sigo buscando desafíos, soy muy inquieta, no paro, para nada digo “ya está con lo que tengo”. Tengo una perspectiva muy alta, lo máximo.
Y además la parte personal, los viajes te he viajado un montón, visité lugares, conocí personas, culturas, eso me ha dado un gran crecimiento.
-¿Se puede tocar el piano desde niño y ser saludable hasta muy mayor?
El piano es un instrumento que se puede tocar a cualquier edad. Hay muchos pianistas mayores que tocan toda su vida. Sí se puede sufrir problemas cuando uno no cuenta con una técnica adecuada al instrumento o abusa de mala manera. Es importantísimo cuidar la salud física y mental, realizar ejercicios de calentamiento antes y después de toda práctica. Escuchar al cuerpo que es muy sabio. Lamentablemente existe esta falta de esta enseñanza en nuestra educación musical.
A los 17 años tuve una lesión que se llama síndrome del túnel carpiano, tuve que dejar de tocar un mes, entrar en recuperación y volver muy de a poco. Fue lo peor que me pasó en la vida. Pero aprendí a mejorar la técnica, hacer precalentamiento, a escuchar y cuidar el cuerpo que pasa largas horas sentado en el piano. La clave es encontrar el equilibrio entre la práctica y el buen descanso, mantener la buena técnica. Lamentablemente se le da muy poco valor a eso. Yo podría no estar hablando de todo esto si no me hubiera curado y aprendido.
Fuera de concierto
Chiara viene siempre a pasar Año Nuevo a Paraguay con su gente y por lo general se queda todo enero, aunque ahora ese ritual se ha roto inevitablemente con escapadas extras “para mi cumpleaños vine, si pudiera vendría más: ¡estoy enamorada de mis sobrinitos! "
Sus padres Mirian y Juan Carlos la han apoyado siempre. “Desde la panza de mi mamá escucho el piano, y tuve la suerte de que fue mi primera profesora. Yo vine con ese gen de la constancia, la responsabilidad desde muy chiquita (quizás hasta la obsesión, aunque eso no está bueno). Ella fue y es mi guía, apoyándome incondicionalmente, nuestra relación es completa: mamá e hija, maestras, amigas y colegas”, cuenta orgullosa.
-Y allá te nos has casado
(Ríe) Felizmente casada con otro pianista, David Lonardi, compartimos el amor por la música y trabajamos juntos.
-Hiciste tu vida cerca pero lejos, ¿por qué elegiste Bs. As.?
Decidí quedarme porque Bs. As. tiene una escena musical muy importante que inspira y ofrece muchas oportunidades para crecer como artista. “La ciudad que no duerme”, “la ciudad de la furia”, aquí podés escuchar la música que quieras todos los días: jazz, clásica, folclore, rock y otros géneros. Además, uno se codea con otros músicos que hacen master class, participan en festivales, hacen conciertos, etc., es un ambiente muy dinámico y diverso, encima uno es mejor que otro, y podés, en el buen sentido, compararte con ellos. También tengo la oportunidad de codearme con artistas extranjeros de talla internacional.
Yo acá me siento como en casa, moviéndome, creciendo, este ambiente artístico es fundamental para mi vida.
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-¿Qué aprendiste viajando?
Llevo 35 países por 4 continentes, además de marcarme artísticamente me ha permitido conocer cada ciudad, país, descubrir tradiciones; hablando con la gente uno puede comprender mejor la música, la vida y el mundo, lograr apertura a nuevas ideas, empatizar y adaptarse a cada situación.
Yo soy de valorar las cosas pequeñas: tomar un café y charlar, probar algo típico, visitar negocios, comprar del vendedor de la calle. Aprendí que me gusta meterme en la vida cultural de otros países porque la retribución es completamente enriquecedora.
-Hablemos de Chiara –siempre delgada- y la imagen de artista
Me ayuda mi constitución física natural, no hago dietas, como muchas frutas y verduras, poca carne, nada de fritos, me encanta lo dulce pero me controlo. Como tranquila y nunca entre horas. No voy al gimnasio; he ido, es importante, debo volver, pero también sé que tengo que dedicarme mucho al instrumento.
La imagen del concertista para el público es importante porque crea una conexión emocional a través de la música. El concertista e un intérprete que canaliza sentimientos y emociones, experiencias a través del viaje sonoro que hace. Hoy más que nunca lo visual prevalece. Creo que es fundamental vestirse elegante, refleja también el respeto por la música, por el público que fue a escucharte. Cada concertista puede vestirse como quiere, yo tengo un look muy elegante para la ocasión.
Música paraguaya en gira europea
“Enero 2025 será mi gira por Europa, 8 conciertos: Alemania, Francia, Italia, Austria, España, llevando también música nuestra, voy a lanzar allá mi tercer disco Añoranza, por Virtuoso Records.
Cabe destacar que Chiara ha grabado anteriormente dos discos: Purahéi Che Retaguá (2019), Ofrenda a mi tierra (2021)
Estos próximos conciertos van a estar en un eje temático que yo llamo: Diálogos e igualdad entre la música paraguaya y la europea. Mi propósito es poner la música paraguaya a la par de la europea, integrándola a través de sus diferencias y similitudes.
No se trata de comparar la música paraguaya con las obras de Chopin o Beethoven, sino que podamos tocar un Beethoven y después un Juan Carlos Moreno González o un Carlos Lara Bareiro, porque nuestra música está al nivel de la europea en términos de creatividad y profundidad expresiva. Esto tendrá un gran impacto en la cultura del Paraguay estimulando a los nuevos compositores e intérpretes. Estoy muy emocionada y contenta de encarar este nuevo proyecto”, finaliza.