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Al correrse el telón estaba el trío principal conformado por los hermanos Pedro, Mateo y Emigdio Ojeda, flanqueados por la gran banda que siempre los acompaña y además, con la presencia de la Orquesta Spirit and Sound, bajo la batuta de Sergio Cuquejo.
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El marco en el escenario era imponente, pero más imponente aún el lleno total del teatro, con un público que se mostraba con las emociones a flor de piel. Así sin más, el grupo irrumpió en la previa del Día de los Enamorados, con boleros clásicos pero también propias composiciones, que dan vida a su álbum “Bolero sagrado”.
En ese marco llegaron “Amar y vivir”, “Esta tarde vi llover”, “Obsesión”, “Noche de invierno”, “Sombras nada más”, “Perdón”, “Mil razones”, como también la canción que da nombre al disco, que también se puede escuchar en todas las plataformas digitales.
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Los aplausos no se hacían esperar no solo entre tema y tema, sino también por momentos, desde la emoción, a la mitad de las canciones. Los Ojeda se veían incluso más conmovidos, ya sea por el importante lugar donde estaban tocando, como por toda esa gente que fue a emocionarse junto con ellos.
“Son 29 años de carrera artística los que tenemos. Todavía existe la emoción y mientras exista eso habrá vida. Por supuesto que nos seguimos emocionando”, lo confirmó Pedro en un momento de expresar unas palabras de agradecimiento. Aunque la gratitud es un sello de este grupo, que durante toda la gala no dejó de dar las gracias a familiares y amigos presentes y a quienes los acompañan desde todos los rincones.
La noche continuó así con “Si tú me dices ven” y “Mi promesa”, siendo esta última destacada por Pedro, quien afirmó que cantarla siempre les trae nostalgia de su Pedro Juan Caballero natal. Asimismo, se preguntó si las nuevas generaciones llegarán a recordar las canciones del presente, así como ellos cantan estas melodías inmortales.
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Luego de más aplausos y sonrisas que iban y venían, varios ramos de rosas rojas ingresaron al escenario de la mano de la producción. Pedro, Emigdio y Mateo empezaron a repartirlas entre las personas del público y, por supuesto, a sus amores.
El concierto continuó con “Amor no fumes en la cama”, “Yo me lo busqué” y “Triunfamos”, mientras que todo el tiempo Pedro subrayaba a los talentos que los acompañaban, ya que entre ellos se encontraban también varios familiares de ellos, quienes heredaron la pasión por la música.
“¡Qué bendición tenemos nosotros!”, resaltaba también Pedro, quien invitó al escenario a Ana Rivarola, esposa de su sonidista Héctor Riveros, quienes celebraban sus 10 años de amor. A ellos les dedicó la canción “Mi mundo de amor”.
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La gente del público se veía feliz, ya sea quienes fueron en familia, entre amigos o en pareja, todos compartían ese amor que los unía esa noche: a la música. De esta forma, la noche iba llegando a su final, no sin que antes lleguen esos temas que Los Ojeda supieron abrazar como himnos, como “La mujer número uno”, “Cómo te olvido”, “Tiritas del corazón” y una selección final de varias polcas, que dejaron al público bailando y amando aún más el vivir momentos como este.
Cabe resaltar la puesta en escena, las luces, el impecable sonido logrado y el perfecto ensamble vocal e instrumental de Los Ojeda con la orquesta, ya que esta clase de apuestas son un verdadero desafío de llevar a escena saliendo airosos y esta vez se logró.