El evento, de acceso libre y gratuito, estará acompañado de una muestra documental que incluye fotografías, programas, recibos y otros materiales relacionados con el curso que el pianista y compositor brasileño Heitor Alimonda dictó en 1965, considerado el punto de partida de esta corriente musical en el país.
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Según la organización, “el 12 de agosto de 1965, en el marco de los tradicionales encuentros semanales conocidos como ‘los jueves del Ateneo’, se realizó el concierto de clausura de un curso de música de cámara dictado por Heitor Alimonda (Río de Janeiro, 1922-2002)”. El curso, auspiciado por la Embajada de Brasil en Paraguay, tuvo lugar en un contexto de acercamiento cultural en plena “marcha hacia el Este”, la estrategia del régimen de Alfredo Stroessner que impulsó la integración con Brasil más allá de las diferencias diplomáticas por los Saltos del Guairá.
Alimonda definió la música de cámara como aquella interpretada por pocos músicos y en espacios reducidos, explorando formatos como el piano a cuatro manos, el canto con acompañamiento de piano, los dúos de violín y piano, los tríos, y en especial la música barroca. Este trabajo abrió la puerta a revisar repertorios previos al Barroco, como el Renacimiento y la Edad Media, instaurando así en Paraguay el concepto de “música antigua”, que abarca obras medievales, renacentistas y barrocas.
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Entre los participantes del curso de 1965 figuraron músicos como Lilian Díez Serrano de Sandoval, Gloria Cresta, Maria Elena Boungermini Genovese, Natalia Buzarquis de Miranda, Nelly Jiménez, y los violinistas Lilian S. D’Amore y Jorge Báez Roa. La experiencia marcó de forma especial a Nelly Jiménez, quien se dedicó desde entonces tanto a la música antigua como a la vanguardia, convirtiéndose en la primera compositora paraguaya de música electroacústica y dirigiendo el “Ensamble asunceno de música de cámara”, pionero en la interpretación barroca en el país.
Repertorio
El programa del homenaje abrirá con la Sonata en Re mayor para flauta y bajo continuo de Leonardo Vinci (1690-1730), una pieza de dos movimientos —Adagio y Allegro— que será interpretada por la flautista Rocío Cáceres junto al clavecinista Stefano Pavetti. A continuación, el público podrá escuchar la Sonata II “Le Vibray” para flauta traversa y bajo continuo, de Michel Blavet (1700-1768), estructurada en tres secciones: Andante, Allemanda (Allegro) y Allegro. Esta obra también estará a cargo de Rocío Cáceres y Stefano Pavetti, ofreciendo un diálogo refinado entre la línea melódica de la flauta y el sostén armónico del clave.
Seguidamente, la violista Dulce Acosta, acompañada por Stefano Pavetti al clave, interpretará el Concierto en Sol mayor para viola y bajo continuo de Georg Philipp Telemann (1681-1767), que alterna la serenidad del Largo con la vivacidad rítmica del Allegro.
El cierre de la noche estará marcado por un gesto de memoria histórica: la ejecución de la Trío Sonata No. 5 en La menor del mismo Telemann, una obra que formó parte del programa original del concierto de 1965. Dividida en cuatro movimientos —Largo, Vivace, Affettuoso y Allegro—, reunirá nuevamente a Rocío Cáceres en la flauta, Carlos Tomás González en el violín y Stefano Pavetti en el clave, evocando aquel hito que dio origen a la práctica de la música antigua en Paraguay.
La velada no solo será un repaso de obras maestras barrocas, sino también un viaje al momento en que Paraguay descubrió y adoptó la música antigua como parte de su identidad cultural.