Clubz: “Queremos hacer música que trascienda el tiempo”

El dúo mexicano Clubz, integrado por Coco Santos y Orlando Fernández, regresa a Asunción por segunda vez con su Radio Kono Tour. El concierto será el 11 de septiembre a las 21:00 en Club Condesa (Chile e/ Haedo y Humaitá), con entradas en venta a través de Tuti. Abrirá el dúo Sandía.

Coco Santos y Orlando Fernández.
Coco Santos y Orlando Fernández.gentileza

En un panorama musical latinoamericano donde las propuestas tienden a homogeneizarse, Clubz destaca por su capacidad de construir un universo propio.

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El dúo regiomontano, conformado por Coco Santos y Orlando Fernández, lleva más de una década desarrollando un pop alternativo que bebe de la nostalgia, se atreve con la experimentación y, al mismo tiempo, nunca deja de mirar hacia adelante.

Con Radio Kono, su disco más reciente, se aventuran en un viaje retrofuturista que combina lo orgánico y lo electrónico, ampliando los límites de su identidad artística. Entre sintetizadores, cuerdas y grooves, lo que permanece inalterable es esa química creativa entre ambos, que los ha convertido en una referencia imprescindible para comprender la evolución del pop latino contemporáneo.

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-¿Recuerdan qué fue lo que despertó ese impulso creativo que les hizo decir: “Vamos a iniciar este viaje llamado Clubz”?

-Coco: Pues, de ser amigos y que nos gustara la misma música, surgió la curiosidad de experimentar y saber a qué sonaría si hiciéramos algo juntos.

-Orlando: Sí, y también porque nos invitaron a abrir el Festival Nrmal. Nos aprovechamos de eso. Fue un buen pretexto para empezar el proyecto, y de hecho, sí terminamos tocando en ese festival. Igual ya teníamos ganas de experimentar algo diferente a nuestra otra banda, Husky, que era en inglés. Traíamos ganas de hacer algo en español. También teníamos ganas de crear algo más íntimo. Siempre veníamos de bandas de cinco personas, y teníamos la curiosidad de ver cómo sería hacer música sin tantos filtros, sin tantas cabezas. Ya traíamos esa idea y la invitación cayó perfecto.

-Y esa curiosidad, ¿fue lo que los llevó a explorar géneros y estéticas como el funk, la electrónica o el french touch? ¿Cómo se apropiaron de esos estilos y los hicieron propios?

-Coco: Nosotros nos encargamos de la producción. En lugar de contratar a alguien que visualizara nuestras ideas, fuimos nosotros quienes aprendimos a producir y grabar, apoyándonos con amigos que también tenían conocimiento. Yo creo que esa libertad nos ha permitido explorar y mezclar géneros, combinando la inspiración de artistas que no tienen nada que ver entre sí. Esa variedad nos dio un sonido que suena a Clubz, sin estar atados al estilo de una sola banda. Eso nos ayudó a generar una identidad mucho más propia.

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-Cuando lanzaron álbumes como Texturas o Épocas, que para mí marcaron un camino en la escena de su país y luego se expandieron, ¿qué significó para ustedes como artistas mexicanos y latinoamericanos?

-Orlando: Fue una gran sorpresa. Nos empezaron a invitar a tocar fuera de México. Recuerdo que la primera vez fuimos a Costa Rica y no podíamos creer que íbamos a salir del país. Fue algo totalmente inesperado.

De hecho, ese primer año fue todo muy rápido: fuimos a Guatemala y a otros lugares fuera de México. Simplemente no lo podíamos creer. Con nuestras bandas anteriores no habíamos logrado nada de eso. Nuestra aspiración máxima era tocar en la Ciudad de México, ya que salir del país era algo que veíamos demasiado grande.

También ayudó que éramos solo dos personas y llevábamos poco equipo. Podíamos resolver el show en vivo nosotros dos, sin necesitar músicos o un ingeniero de sonido. Esa accesibilidad hizo que a los promotores les interesara más llevarnos a otras ciudades y países. Fue algo que nos dimos cuenta después, pero la verdad es que fue increíble.

-Ya que decís que Clubz es una nueva historia en comparación con sus agrupaciones anteriores, ¿creen que lo que transmiten en sus letras también resuena con las nuevas generaciones, más allá del sonido?

-Coco: Siento que a la gente que le gusta nuestra música es por el equilibrio entre cómo suena y lo que dicen las letras. En las letras, siempre hablamos de momentos difíciles, pero con un mensaje de esperanza; que las cosas pasan y que no hay que tomárselo todo personal. Siento que esa recarga de energía le gusta mucho a nuestros fans.

Al final, no es solo el mensaje, es también la armonía de la música, los sonidos, el groove... todo. Siento que eso también identifica al tipo de fans que tenemos: aquellos que nos leen de esa manera.

-Orlando: Sí, la letra siempre la dejamos hasta el final. Primero encontramos la melodía correcta, y al final empatamos una letra que haga sentido. Para mí, la letra es una herramienta de acompañamiento. Me gusta mucho anotar frases y palabras, encontrarles un significado. Es un reto divertido, porque Coco trae las ideas de las melodías, y cuando la letra encaja, es como un momento de “eureka”. Es como armar un rompecabezas.

Si la gente logra conectar con la letra, pues qué mejor. Con el tiempo, hemos visto dos cosas: primero, que la gente canta todas las canciones. O sea, el que escucha a Clubz se sabe la letra y la canta toda. Y en segundo lugar, que las letras le dan mucho significado a la vida de los fans.

Hace poco dije que muchas veces los fans entienden mejor las letras que nosotros. A veces las componemos en el momento, según cómo nos vamos sintiendo, y es como un mix and match de frases de Coco y mías. Creo que eso también le da un toque interesante y divertido, esa dualidad. Ojalá podamos seguir explorando y mejorando el tema de las letras.

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-Hablando de ese cambio de historia, ¿hubo una diferencia orgánica o fue una decisión consciente a la hora de producir Radio Kono?

-Orlando: Creo que fue un poco de las dos. Fue una decisión consciente de no repetirnos, pero al mismo tiempo, la música que escuchábamos nos inspiraba a hacer ese cambio. Empezamos a escuchar bandas como Steely Dan, con estructuras de jazz y rock de los 70s, y hacía sentido armar una banda con amigos.

Tomamos decisiones conscientes como no usar los mismos sintetizadores, sino más bien electric pianos como el Wurlitzer o el Rhodes. También decidimos no usar saxofón, un elemento protagónico en el álbum anterior. En su lugar, metimos cuerdas, para hacer un cambio. Aunque quisiéramos repetir lo de antes, no podríamos, porque estamos en otra etapa de nuestras vidas. Siempre buscamos algo nuevo y diferente que mantenga la esencia de la banda.

-Coco: Lo mejor de todo es tener la libertad de hacernos ese autoanálisis para saber qué sigue y qué nos nace. Nos hemos dado cuenta de que la sintonía entre Orlando y yo es la clave para que la banda dure. Seguimos escuchando cosas similares y compartimos una vida familiar muy parecida.

También hay mucha aceptación en cuanto a nuestras cualidades; sabemos muy bien quién es bueno para cada cosa. En las cosas que hace Orlando, yo confío y lo apoyo. Eso nos ha ayudado a evolucionar musicalmente. A lo mejor antes era inconsciente, pero ahora, con una carrera más larga, hay más presión.

Con Radio Kono quisimos darle su propio espacio y su identidad. Nos fuimos más a lo orgánico que a lo electrónico, aunque al final terminó siendo una gran mezcla. La composición es diferente porque hay más personas involucradas en los arreglos. Para el nivel de canción que queríamos lograr, muy inspirado en los setentas y ochentas, necesitábamos colaboraciones de músicos virtuosos. Estamos muy contentos con el resultado.

Nuestros discos no suelen generar un super hype instantáneo. Los fans lo entienden con el tiempo. Es algo que nos da tranquilidad, el saber que no todo tiene que ser inmediato. Lo demostró Destellos y lo han demostrado las canciones de Radio Kono: eventualmente la gente lo descubre. Ahorita todo está tan apresurado que las cosas se digieren y se olvidan muy rápido. Nosotros buscamos tener la paciencia de hacer discos que, si alguien los encuentra en 20 años, se sorprenda.

Esa es la intención: confiar en que los nichos son muy grandes. Eso nos relaja y nos regresa al porqué hacemos música: porque nos divierte y nos emociona. Es una emoción de niño. A veces, la energía es más importante que la técnica. He notado que en los proyectos que trascienden, como Metallica o los Backstreet Boys, el factor humano y la energía entre los integrantes son cruciales. Es algo que antes no era consciente y ahora cuidamos mucho.

Hace poco tocamos en Tijuana y fue uno de los mejores shows que hemos dado ahí. Recordé que en la última presentación, que no tuvo la misma magia, todos veníamos un poco apachurrados por situaciones personales. Es ahí cuando te das cuenta de lo importante que es estar balanceado y cuidar esa energía. Es como la florecita de La bella y la bestia: hay que cuidarla.

Vi cómo los Backstreet Boys, después de muchos problemas, se volvieron a conectar y ahora sus shows son increíbles. Es inspirador ver cómo se reencontraron con ese core y la están rompiendo.

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-Lo que decís es muy importante. Me imagino que para cada artista esa introspección y autocrítica es vital.

-Coco: Sí, nos pasó con Radio Kono. Hubo intentos de hacer canciones superpop o cosas que sabes que funcionan, que tienen buenos números. Por otro lado, sabes que tus fans esperan honestidad de tu parte, que no te importó nada y por eso la rompiste.

Nos dio curiosidad y se vale intentarlo. Con Discomanía pensamos en hacer una canción sin complicaciones, teníamos una expectativa muy alta, pero la verdad es que le fue bien de forma muy gradual. Tardó un año y medio en tener un buen impacto. Para nosotros, eso fue una lección: el hecho de que el pop funcione no significa que a la fuerza tengamos que meternos en eso.

Ahora con una nueva canción, nos dimos cuenta de que lo que queremos es conectar y flotar con la música, sin pensar en fórmulas. Replicar fórmulas es complicado. Por ejemplo, si un reel funciona, no hay garantía de que el siguiente funcione igual.

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Conversar con Clubz es descubrir a dos artistas que no solo piensan en el presente de su música, sino en el eco que esta puede tener en el futuro. Coco y Orlando reafirman que lo suyo no es perseguir la inmediatez de un hit pasajero, sino construir canciones capaces de acompañar a generaciones enteras. Su regreso al país promete no solo un concierto, sino una experiencia sensorial y emocional que quedará resonando mucho después de que se apaguen las luces del escenario.