22 de agosto de 2025
En un año de grandes contendientes al premio a Mejor Película en los Oscar, ‘Cónclave’ emerge como la mejor entre ellas, aunque no por su profundidad ni por la complejidad de su guion. La cinta de Edward Berger, basada en la novela de Robert Harris, logra una atmósfera envolvente con una intriga sobre el Vaticano bien ejecutada y un Ralph Fiennes en su mejor interpretación, pero sin alcanzar un nivel narrativo verdaderamente memorable.
“Emilia Pérez”, la película del director francés, Jacques Audiard, intenta ser disruptiva, pero se pierde en su propia ambición y, en el proceso, ofende a varios colectivos marginados. Con un tono pretencioso, mezcla la violencia de los carteles mexicanos con el drama personal de un capo narco que busca un cambio radical, aunque el resultado termina siendo más polémico que innovador.
“Un completo desconocido”, la biopic de Bob Dylan, no es un simple relato cronológico, sino una inmersión en la transformación de un joven que oscila entre cumplir con las expectativas ajenas o lanzarse al abismo de su propia identidad, aun sin tener claro qué significa realmente ser él mismo. En su búsqueda, Dylan dinamita la comodidad de una carrera segura en el folk y abraza la incertidumbre del rock, asumiendo el riesgo como única vía hacia la autenticidad. Es un retrato de valentía y desafío, donde la música se convierte en el eco de una revolución personal y cultural.
Sean Baker, conocido por su capacidad para explorar las vidas en los márgenes de la sociedad estadounidense, da un paso hacia un tono más accesible en Anora. Este filme combina la sensibilidad social que caracteriza al director con elementos de comedia y romance que buscan atraer a un público más amplio. Sin embargo, a pesar de los momentos brillantes, la película no logra superar los clichés que empañan su narrativa.
The Brutalist, dirigida por Brady Corbet, es una película que honra la capacidad humana para transformar el dolor en creación. Enmarcada en la posguerra y con un enfoque respetuoso hacia las víctimas del Holocausto, esta obra destaca cómo, frente a las adversidades más extremas, el arte emerge como un lenguaje universal para expresar lo que las palabras no alcanzan. Es un homenaje a la resiliencia y al espíritu creativo que encuentra en el sufrimiento una chispa para iluminar lo más profundo de la humanidad. Es, en esencia, una historia de amor.