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(Disponible en cines)
Luego del inicio notoriamente complicado de su propio “universo cinematográfico” para rivalizar con el de Marvel Studios, Warner Bros. y DC parecen haber encontrado la fórmula para tener éxito en su actual era de adaptaciones de cómics al cine, y ese éxito ha llegado no por medio de la emulación de lo que Marvel está haciendo, sino distinguiéndose al permitir una mayor diversidad de estilos, estética y tonos.
Desde Aquaman en 2018, pasando por Shazam en 2019 y Aves de Presa este año, DC ha estado produciendo películas de calidad, liberando a sus realizadores de la necesidad de crear historias complejamente interconectadas entre sí a lo Marvel y dejando que cada filme sea su propia historia, que puede tomar la forma de una aventura de acción, una comedia juvenil o una historia violenta e irreverente.
Mujer Maravilla 1984 da continuidad a la buena racha de DC erigiéndose como un homenaje indirecto a la rica historia de adaptaciones al cine de los personajes de esa casa editorial y anclando su impresionante espectáculo de acción con dosis adicionales de la asombrosa química entre Gal Gadot y Chris Pine que ya ostentaba la anterior película sobre la princesa amazona.
Tal y como el título insinúa, la película trascurre en 1984, y encuentra a Diana (Gadot) viviendo una vida relativamente tranquila pero solitaria en Washington, donde ocasionalmente se vuelve a poner su armadura amazónica para impedir crímenes, hasta que el museo para el que Diana trabaja consigue una misteriosa gema que parece capaz de conceder deseos, aunque con terribles precios, y pronto esta gema acaba en manos de un ambicioso empresario que amenaza con desestabilizar el mundo.
El hecho mismo de que la historia gire en torno a una gema mágica, sin que haya explicaciones sobre cómo en realidad es un artefacto alienígena o algo por el estilo, demuestra que Warner y DC han tomado una actitud mucho más relajada en torno a su “universo expandido”, porque más allá de las referencias directas a la anterior película de la Mujer Maravilla, el filme en ningún momento se desvía en tratar de vincularse con otros rincones o personajes de ese universo compartido.
En vez de eso, la película se siente como una amalgama de varios otros filmes previos que adaptaban historias de DC Comics.
Por algunos trechos la película se siente muy similar en tono a algo como las películas de Superman de Christopher Reeve, en especial cuando la acción se centra en Diana, a la que la directora Patty Jenkins establece como un ícono de esperanza y bondad muy similar a como Richard Donner retrataba al último hijo de Kriptón; incluso hay una escena hacia el final que parece una referencia directa a una de las pocas buenas escenas de El Hombre de Acero.
En el apartado de los villanos la cosa recuerda un poco más a las películas de Batman de Tim Burton y Joel Schumacher; Pedro Pascal interpreta al empresario Maxwell Lord con enorme teatralidad de forma similar a Jim Carrey o Tommy Lee Jones en Batman por siempre, pero logra mantener los niveles de exageración payasesca a un nivel exacto en que se siente exagerado pero no deja de haber cierta humanidad; mientras que Barbara (Kristen Wiig) bebe de las mismas fuentes creativas que Gatúbela en Batman regresa o Hiedra Venenosa en Batman y Robin – e indirectamente recuerda un poco al Electro de El sorprendente Hombre Araña 2 – , como la mujer tímida y con falta de autoestima que repentinamente se vuelve una villana temible.
Todo eso está muy bien pero lo que le permite a la película triunfar es el tono de desenfado y emoción aventurera que impregna casi cada minuto de su robusto tiempo de duración.
Desde un enfrentamiento con ladrones en un centro comercial, un emocionante “flashback” a una competencia deportiva en la isla de las amazonas de Temiscira, hasta una excelente persecución en una autopista de Egipto, una secuencia de acción en la Casa Blanca y varios otros momentos inspirados de alta espectacularidad, Patty Jenkins parece canalizar los estilos de cineastas como Stephen Sommers – la secuencia en Egipto no estaría fuera de lugar en algo como la versión de Sommers de La Momia o su G.I. Joe –, de forma similar a como había hecho James Wan en Aquaman.
De hecho, si hay un aspecto en lo que DC tiene completamente superado a Marvel Studios desde hace un par de años es la calidad técnica de sus escenas de acción, al menos en el trabajo de James Wan en Aquaman y Cathy Yan en Aves de Presa.
Y si bien lo de Jenkins en Mujer Maravilla 1984 no es tan fino todo el tiempo - sus escenas de combate cuerpo a cuerpo todavía son un poco mediocres, lo que arruina un poco la pelea final de la película, y hay demasiados momentos en que los efectos especiales se sienten incompletos, como si no hubieran sido del todo terminados –, por lo general la acción en la película es más que aceptable, y Hans Zimmer la acentúa con la que probablemente es su mejor banda sonora para una película de aventuras desde la segunda y tercera entregas de Piratas del Caribe.
Todo esto es enmarcado en el gran trabajo de Gal Gadot y Chris Pine en los roles protagónicos.
Gadot se siente un poco como una contraparte femenina de Keanu Reeves, en el sentido de que su capacidad dramática es limitada pero si se la pone en el papel correcto puede brillar, y en esta película se anota una de las mejores actuaciones de su carrera, vendiendo ambas facetas de Diana de forma impecable: el ícono indestructible de la bondad y la justicia, y el ser solitario que se escuda detrás de esa fachada, vulnerable a pesar su su fuerza física y su intelecto.
Pine, por otro lado, echa mano de todo su carisma como Steve, y la película lo utiliza no solo como el interés romántico sino como fuente de humor, aprovechando su falta de familiaridad con el mundo de los ’80 para generar momentos hilarantes, en lo que es efectivamente una inversión de los roles que él y Diana tenían en la primera película, cuando era ella la que no sabía nada del mundo y él quien tenía que llevarla de la mano y explicarle las costumbres y los avances tecnológicos de la humanidad.
Es un filme muy divertido pero no apela al estilo de humor de Marvel, cargado de diálogos agudos y una actitud a veces semi-irónica, sino que apela a algo un poco más sincero, y para su crédito la película no tiene miedo de dejarse ser “cursi” con el romance entre Diana y Steve, que logra conmover de una forma que películas de superhéroes rara vez logra.
Y el hecho de que el filme funcione como lo hace es remarcable porque si tan solo uno de esos tres pilares – el gran trabajo del elenco de actores, el tono aventurero y la sólida calidad técnica de su presentación – no funcionara, la película colapsaría bajo el peso de sus defectos, que no son pocos: aún con dos horas y media de metraje la película se siente ocasionalmente apresurada, el plan del villano se siente demasiado ambiguo como para generar demasiada tensión por sí solo – algo que la pelicula remedia simplemente aumentando el caos en la película a medida que esta avanza –, a nivel temático el guion es algo estéril y el personaje de Barbara no termina de encajar con el resto del filme, a pesar de que Wiig hace un buen trabajo en la interpretación.
Pero como la película se apoya en esos sólidos pilares, el peso de los defectos que tiene no acaba sintiéndose sobre los hombros del público.
Una película que dura dos horas y media y en ningún momento se siente agotadora o aburrida es todo un logro, y Mujer Maravilla 1984 es precisamente eso.
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MUJER MARAVILLA 1984 (Wonder Woman 1984)
Dirigida por Patty Jenkins
Escrita por Patty Jenkins, Geoff Johns y Dave Callaham (basada en personajes creados por William Moulston Marston)
Producida por Patty Jenkins, Gal Gadot, Zack Snyder, Deborah Snyder, Stephen Jones y Charles Roven
Edición por Richard Pearson
Dirección de fotografía por Matthew Jensen
Banda sonora compuesta por Hans Zimmer
Elenco: Gal Gadot, Chris Pine, Pedro Pascal, Kristen Wiig, Connie Nielsen, Robin Wright, Natasha Rothwell, Lilly Aspell, Amr Waked, Ravi Patel, Oliver Cotton, Lucian Pérez, Gabriella Wilde, Kelvin Yu, Stuart Milligan