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Les tomó tres películas, pero finalmente lo hicieron: Sylvester Stallone y sus compañeros veteranos del cine de acción finalmente presentan un homenaje digno de aquellas gloriosamente ridículas y violentas películas de los '80 y '90 en las que ejércitos individuales armados hasta los dientes sacudiendo entornos tercermundistas con masivas explosiones y disparando ametralladoras enormes contra pelotones de extras con pésima puntería.
Stallone, que tenía un historial reciente de calidad como guionista con Rocky Balboa y había demostrado que seguía siendo más que apto para protagonizar y dirigir acción sangrienta con la cuarta entrega de Rambo, de alguna forma se las arregló para hacer de su esperada reunión de titanes del cine de acción en Los Indestructibles (2010) algo sorprendentemente olvidable y monótono. Una película en la que Ivan Drago parte en dos a un pirata no debería ser aburrida.
La segunda parte de la saga no resultó una gran mejoría, sumando acertadamente a un divertido Jean Claude Van Damme en el papel del villano pero manteniendo la acción poco inspirada y anclada en una historia de venganza por un personaje que ni siquiera tuvimos tiempo de conocer para que nos importe, y exagerando con el “meta-humor” centrado en las carreras de los intérpretes. Era un filme que quería ser al mismo tiempo homenaje serio y parodia humorística sin un verdadero entendimiento de esos conceptos.
Pero el dicho de “la tercera es la vencida” cobra vida en esta tercera entrega, en la que la acción se vuelve entretenida y variada con una mano firme guiándola desde la silla del director, el humor acierta un poco más dependiendo menos de reciclar frases icónicas de otras películas, e incluso se percibe cierta actividad neuronal debajo de todos los músculos mientras los Indestructibles y sus actores se enfrentan a la mortalidad y la inevitabilidad del paso del tiempo.
El argumento es muy similar al de la segunda entrega de la saga, con los Indestructibles moviéndose por venganza contra un traficante de armas, que esta vez resulta ser nada menos uno de los co-fundadores del grupo mercenario, Conrad Stonebanks (Mel Gibson, de trabajo sólido aunque lamentablemente no tan demente como en Machete Kills). Lidiando con cuestiones como el miedo de llevar a sus amigos a su muerte, Barney Ross (Stallone) decide emplear un grupo de jóvenes guerreros para ir a cazar a Stonebanks.
En muchos sentidos “Los Indestructibles 3” parece una corrección de errores en los que la saga cayó en el pasado. El foco de la venganza en esta ocasión es uno de los miembros de los Indestructibles que llevamos conociendo desde la primera película, en vez de un tipo que tuvo quizá diez minutos de tiempo en pantalla. En cierta forma recuerda a otra saga de acción, “Rápido y Furioso”; los personajes no serán precisamente memorables o profundos, pero si pasamos mucho tiempo con ellos eventualmente pasan a importarnos aunque sea un poco.
De ahí, tras un par de impresionantes secuencias de acción que abren la película, el filme se toma una pausa de las explosiones y las balas para hacer un análisis bastante básico pero interesante de la necesidad de hombres como los Indestructibles en el mundo, algo que hace un obvio paralelo con la cuestión de la relevancia de estrellas del pasado como el propio Stallone y gran parte del elenco en el panorama cinematográfico actual, donde los nombres de las estrellas hace mucho dejaron de ser garantía para las aspiraciones comerciales de una película. En vez de apeligrar la vida de sus amigos, Ross decide disolver el grupo y llevar a nuevos rostros a la guerra con Stonebanks.
La película no se mantiene contemplativa por mucho tiempo, sin embargo, y pronto vuelven a sucederse las escenas de acción, incluyendo una entretenida escena de infiltración con los nuevos Indestructibles y un desenlace de gran escala.
La principal corrección que hace esta tercera entrega en el apartado de la acción es su variedad. Si en la primera película Stallone dirigía en piloto automático escenas que eran principalmente tiroteos o peleas cuerpo a cuerpo -con algún ataque aéreo incluido-, y en la segunda Simon West aplicaba el estilo de edición hiperactiva y cámara inestable a lo que básicamente era más de lo mismo, en esta ocasión Patrick Hughes deja que sus grandes escenas sean precisamente eso, manteniendo la acción fresca con escenas entretenidas que incluyen un asalto a un tren, una batalla con contenedores pesados en un puerto y una batalla final que incluye masas de soldados de a pie, tanques, helicópteros y hasta motocicletas.
Algo sorprendente es cómo el hecho de apuntar a un público más amplio dejando de lado la sangre para lograr la calificación PG-13 en los Estados Unidos juega a favor del filme, y no en su contra. Si había algo que jugaba en contra del sabor “ochentoso” que buscaban conjurar las dos películas previas eran las totalmente falsas explosiones de sangre digital que manaban de los extras a montones, y la ausencia de eso en esta ocasión hace que la acción, por ridículamente exagerada que sea, se sienta con más impacto, además de ocasionalmente obligar a los realizadores a ponerse creativos a la hora de encontrar formas para que los protagonistas eliminen al enemigo.
Días atrás, la idea de una tercera entrega de Los Indestructibles se antojaba dolorosamente innecesaria, y la idea de ir a verla se sentía como un tedioso trámite. Ahora, la idea de una cuarta parte de hecho no suena tan mal.
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LOS INDESTRUCTIBLES 3 (The Expendables 3)
Dirigida por Patrick Hughes
Escrita por Sylvester Stallone, Creighton Rothenberger y Katrin Benedikt
Producida por Avi Lerner, Danny Lerner, Kevin King Templeton, John Thompson y Les Weldon
Edición por Sean Albertson y Paul Harb
Dirección de fotografía por Peter Menzies Jr.
Banda sonora compuesta por Brian Tyler
Elenco: Sylvester Stallone, Mel Gibson, Jason Statham, Kellan Lutz, Harrison Ford, Arnold Schwarzenegger, Wesley Snipes, Randy Couture, Dolph Lundgren, Terry Crews, Kelsey Grammer, Ronda Rousey, Víctor Ortíz, Antonio Banderas, Glen Powell y Jet Li