Todo el tiempo del mundo

Divertida y conmovedora, “Cuestión de Tiempo” es una historia de amor llena de creatividad y excelentes actuaciones. De lo mejor del género que llegó a salas locales este año.

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Probablemente la habilidad de viajar en el tiempo solo esté detrás del poder de volar en la lista de fantasías que la mayoría albergamos al menos alguna vez en la vida. ¿Quién no querría ser capaz de volver en el tiempo y hacer algo de forma distinta? Todos tenemos cosas que quisiéramos haber hecho mejor o al menos de una forma distinta.

En la ficción, las tramas de viajes en el tiempo son complicadas y fácilmente pueden caer en paradojas e inconsistencias, pero el guionista y director británico Richard Curtis inteligentemente hace que en Cuestión de Tiempo -su primera película como director luego del éxito de 2004 Realmente Amor- viajar en el tiempo no sea el punto central de la película, sino el marco para una historia humana.

El resultado es una película en que el drama y la comedia se refuerzan mutuamente, con un guión inteligentemente escrito y elevado por excelentes actuaciones. Una de las más satisfactorias historias de amor en llegar a nuestras pantallas en lo que va del año.

El protagonista de la historia es Tim (Domhnall Gleeson), un joven “demasiado alto, demasiado flaco, demasiado anaranjado” que a sus 21 años descubre por medio de su padre que todos los hombres en su familia tienen la habilidad de retroceder en el tiempo a momentos de su vida que recuerden, simplemente encerrándose en un lugar oscuro, cerrando los ojos, apretando los puños y pensando en el momento. Eventualmente, Tim se muda a Londres y conoce a Mary (Rachel McAdams), de quien se enamora.

Admito que entré a la sala de cine esperando una historia que recorriera los clásicos elementos de las comedias románticas, con un protagonista que se vale de sus ventajas para conquistar a la mujer de sus sueños para luego perderla por algún descuido o error y tener que luchar para recuperarla. No me esperaba una mala película -¿qué tan malo puede ser un filme que tiene al siempre fantástico Bill Nighy en su elenco?- pero no me esperaba algo especialmente memorable.

Pero para mi grata sorpresa la película evadió de principio a fin todos esos clichés, o les dio giros frescos. Escenas que en otras manos serían presentadas de forma dramática y sobreenfatizadas, Curtis las hace sencillas y naturales; la revelación de los poderes de Tim no trae consigo ningún tipo de artificio, sólo dos personas hablando. Por supuesto, ayuda que los actores son de primera y trabajan con líneas ocurrentes y bien escritas.

Esta es una película llena de pequeños y no tan pequeños momentos que van enriqueciendo a los personajes, haciendo que al público le importe Tim y su odisea romántica, y que entienda sin demasiados problemas las mecánicas del viaje en el tiempo en la película, que no son complicadas siempre que uno preste la debida atención. Es una de esas películas en las que el celular debería quedarse dentro del bolsillo o la cartera, y los ojos fijos en la pantalla. Bueno, en realidad todas las películas son ese tipo de películas.

El argumento en general se desarrolla de una forma muy distinta a lo que uno esperaría de una comedia romántica con viaje en el tiempo. El hecho de que la comedia está tan bien lograda hace que los momentos dramáticos que llegan principalmente en la segunda mitad de la película golpeen con igual fuerza; no busca poner al público triste de la nada, se gana ese derecho, y luego desemboca en una parte final que es, a falta de otra palabra, hermosa.

Hay una escena cerca de quince minutos antes de los créditos finales que es probablemente una de las secuencias más emocionalmente impactantes y mejor logradas del año, al menos en lo que quien escribe llegó a ver. Es tan perfecta, logra poner una conclusión tan adecuada a los mensajes y las ideas de la película, que casi desearía que haya terminado en ese mismo instante, no porque lo que sigue sea malo -al contrario-, sino simplemente porque nunca alcanza el nivel de esa escena.

Como ya dije, el elenco es triunfante. Si bien la película no hace gala de un elenco de la magnitud del de Realmente Amor, un Gleeson algo torpe pero carismático y una McAdams tímida pero divertida (la anti-Regina George) hacen una pareja protagonista con buena química. Nighy es genial como el padre de Tim, igual de suave haciendo un comentario irónico como protagonizando una escena altamente emocional. Tom Hollander se roba cada escena en la que está como el cáustico dramaturgo que alberga a Tim en Londres, como también lo hace en menor medida Lydia Wilson como el espíritu libre que el protagonista tiene como hermana.

Es una película con suficientes tecnicismos para satisfacer a fans de la ciencia ficción, y suficiente romance para los aficionados al cine de amor, además de comedia de muy buena factura. “Cuestión de Tiempo” es una excelente adición a la cartelera local, y sencillamente una de las mejores películas de su género en los últimos años.

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CUESTIÓN DE TIEMPO (About Time)

Dirigida por Richard Curtis

Escrita por Richard Curtis

Producida por Tim Bevan y Eric Fellner

Edición por Mark Day

Dirección de fotografía por John Guleserian

Banda sonora compuesta por Nick Laird-Clowes

Elenco: Domhnall Gleeson, Rachel McAdams, Bill Nighy, Lydia Wilson, Tom Hollander, Margot Robbie, Lindsay Duncan, Richard Cordery, Vanessa Kirby y Richard Griffiths

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