Transformers: la guerra no cambia

Saca a relucir algunas buenas ideas, y la ejecución de esas ideas es en general mejor que en las películas anteriores, pero la cuarta “Transformers” no puede evitar colapsar bajo su propio peso.

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Siete años después de la primera vez que veíamos a Optimus, Bumblebee y compañía transformarse ante nuestros ojos, la saga Transformers ya está firmemente establecida como una máquina de hacer dinero que la mayoría de los críticos -tanto de la vieja como de la nueva escuela- aman odiar, pero de la que el público parece no cansarse.

Y aunque es difícil no conceder que sus detractores tienen puntos muy válidos, personalmente nunca vi a la saga como el pecado mortal cinematográfico que muchos predican. Claro, en general es extremadamente superficial a pesar de argumentos inncecesariamente enrevesados, con un muy cuestionable sentido del humor y una creatividad por momentos bastante limitada, pero al mismo tiempo hay una auténtica destreza a la hora de poner acción en pantalla, el director parece genuinamente prestar atención a las críticas y, al menos al principio, había un ligero pero notable sentido de magia y asombro “spielbergiano”.

La saga tiene cosas que reprobar y cosas que admirar, como la filmografía de su director Michael Bay, cuya gloriosamente excesiva Bad Boys II es una de mis películas favoritas.

Sin embargo, si de algo puede acusarse a Transformers de forma más o menos objetiva -en la medida en que es posible ese concepto en algo tan subjetivo como una opinión sobre una película- es un francamente terrible sentido de balance y una predilección por guiones innecesariamente sobrecargados. Eso, lastimosamente, permanece intacto.

Esta secuela transcurre cinco años después del filme anterior, y tras la batalla en Chicago el Gobierno estadounidense decidió dejar de colaborar con los Autobots, dándoles amnistía y formando un grupo especial para cazar a los Decepticons fugitivos. Sin embargo, estas fuerzas especiales, lideradas por el paranóico Harold Attinger (Kelsey Grammer) decidió eliminar a todos los Transformers, independientemente de su facción.

Así entra a la historia el desventurado inventor de imponente nombre Cade Yaeger (Mark Wahlberg), quien compra un destartalado camión que resulta ser un muy malherido Optimus Prime (de nuevo con la solemne voz de Peter Cullen). Así Cade, su hija Tessa (Nicola Peltz) y el novio de esta (Jack Reynor) quedan en medio de una batalla por la Tierra con un Optimus perseguido por humanos y por una misteriosa entidad extraterrestre. Y además hay una empresa que busca crear sus propios Transformers artificiales.

Es lógico que una película no puede consistir totalmente de escenas de acción, pero las películas de Transformers -incluso la genuinamente disfrutable primera entrega- siempre padecieron de un serio problema a la hora de balancear escenas de acción y momentos de desarrollo del algumento; generalmente había breves instantes de acción entre largos trechos de humor barato y argumentos ilógicamente complicados con personajes poco interesantes, culminando en batallas excesivamente largas como clímax. Esto es algo que puede hacer que hasta una batalla de robots gigantes -el sueño de cualquier niño que alguna vez hizo pelear a sus juguetes- resulte aburrida.

La nueva entrega, subtitulada La Era de la Extinción, muestra un ligero paso en la dirección correcta para la saga, con una mejor distribución de la acción y lo demás, y personajes un poco más definidos e interesantes -tanto entre los robots como los humanos-, pero al final no pasa de ser más de lo mismo: un soportable pero confuso festival de explosiones que no justifica la obligación de pasar casi tres horas en la sala de cine.

Su defecto más obvio es que es, de nuevo, innecesariamente larga como consecuencia de un guión con sobrepeso. La intención obviamente era expandir el universo del filme y de paso dejar establecido una amenaza para eventuales secuelas adicionales, pero toda la subtrama extraterrestre se siente superflua; quizá hubiera sido mejor guardársela para otra película, o a lo sumo presentarla como una revelación sorpresa de última hora, al estilo de las películas de Marvel.

Para cuando llegamos, tras más de dos horas y media, todo se siente como una experiencia agotadora, como un ómnibus que da mil vueltas para llegar a un lugar que no está muy lejos del punto de partida. Una duración de al menos media hora menos hubiera sido muy beneficiosa para la película y el público.

Afortunadamente en esta ocasión tenemos un elenco humano mucho más sólido para ayudar a llenar esos minutos entre peleas de robots digitales. Wahlberg es lo suficientemente carismático para llenar los arquetipos de “niño grande” y “héroe de acción” al mismo tiempo, por lo que el filme cuenta con un buen protagonista central, y el elenco secundario no está mal. El infalible Stanley Tucci divierte bastante como el director de la compañía detrás de los Transformers artificiales.

Incluso en el lado robótico de las cosas los personajes están algo mejor. Aunque el villano Lockdown es más bien aburrido en su diseño, el elenco de Autobots es un poco más variado esta vez, y el filme se toma el tiempo de darles un poco más de personalidad para que nos importe el destino de los Autobots que no se llamen Optimus o Bumblebee.

La acción en el filme es, en su mayoría, no muy distinta a la de las películas anteriores, con secuencias altamente caóticas e hiperactivas, aunque como ya se hizo notable en la tercera parte, el tener que filmar con el formato 3D en mente parece jugar a favor de Bay, que se ve obligado a mostrar la acción de una forma un poco más cuidadosa y detallada.

La batalla final está particularmente bien lograda, por fin hallando la forma de hacer de los humanos participantes activos más allá del acto de esquivar explosiones y evitar ser aplastados. Además, ¿vio ese robot dinosaurio (Dinobot) del póster y los tráilers? Meter dinosaurios robots en una gran batalla no puede resultar en algo aburrido.

En conclusión, Transformers: La Era de la Extinción es, sencillamente, más de lo mismo, con algunas mejorías pero en general con los mismos vicios de siempre. Los fans de las anteriores películas sin duda saldrán satisfechos, pero quienes no disfrutaron de las previas entregas mejor se abstienen.

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TRANSFORMERS: LA ERA DE LA EXTINCIÓN (Transformers: Age of Extinction)

Dirigida por Michael Bay

Escrita por Ehren Krueger

Producida por Ian Bryce, Tom DeSanto, Lorenzo di Bonaventura y Don Murphy

Edición por Roger Barton, William Goldenberg y Paul Rubell

Dirección de fotografía por Amir Mokri

Banda sonora compuesta por Steve Jablonski

Elenco: Mark Wahlberg, Peter Cullen, Kelsey Grammer, Nicola Peltz, Stanley Tucci, Jack Reynor, Titus Welliver, Bingbing Li, T.J. Miller, Sophia Myles, Mark Ryan, John DiMaggio, John Goodman y Ken Watanabe

Enlance copiado
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