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Para mucha gente es una gran ventaja, pero para la espalda suele ser un gran problema, sobre todo si se observan las características del escritorio que todos han armado para trabajar desde casa. Dadas estas circunstancias, es sumamente esencial hacer pausas con movimiento. Y no requiere de tanto: con 30 minutos al día, basta.
Si una persona pasa ocho horas diarias sentada al escritorio debería hacer cinco horas de movimiento por semana.
Lo ideal sería repartir esas horas durante la semana e integrar las pausas en movimiento a la jornada laboral. Por ejemplo, ya el hecho de ponerse de pie y caminar mientras uno habla por teléfono es mucho más saludable.
Lo mismo si uno puede levantarse un momento para estirarse. Cualquier tipo de movimiento que compense las largas horas en la silla es bueno.
Además, no todos los modos de sentarse son iguales, así es que hay que hacer mini-pausas de movimiento pero también cambiar de vez en cuando de posición en la silla.
Estar sentado en una posición erguida es tan necesario como hundirse cómodamente en algún almohadón. Alternar en forma regular entre la tensión y la relajación evita que se generen contracturas.
Por otra parte, es una obligación salir de casa a dar pequeños paseos, aunque llueva. Puede ser el camino al supermercado, al colegio de los niños o simplemente dar una vuelta a la manzana.
Esto es tan necesario como ventilar el lugar de teletrabajo con las ventanas totalmente abiertas. Al hacerlo, es mejor cubrirse el cuello con un chal para evitar contracturas por la corriente de aire.