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El aparato digestivo cuenta con su propio sistema nervioso entérico, conocido como el “segundo cerebro”.
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Este está formado por entre 50 y 100 millones de neuronas que residen en el tracto intestinal, describe la licenciada en nutrición, Betharram Scarone.
En este artículo la licenciada en nutrición, nos explica más.
Todos hemos experimentado la conexión cerebro-intestino:
- Las mariposas en el estómago cuando ves a alguien que te gusta.
- El dolor de estómago en una situación estresante.
- Tomar una decisión a partir de un presentimiento.
Esta multitud de neuronas son las que nos permiten “sentir” en el mundo interior de nuestro intestino.
Y gran parte de esta potencia neuronal se manifiesta en la digestión.
La serotonina
En los intestinos es donde se almacena la mayor cantidad de serotonina (95% del total), es la hormona esencial para:
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- Funciones digestivas.
- Ciclos del sueño.
- Apetito.
- Respuesta al dolor.
- Humor y bienestar general.
Conexión con la microbiótica
Los microbios del intestino se “comunican” con las células del sistema nervioso entérico, y pueden influir en:
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- Las emociones.
- Respuestas al dolor.
- Relaciones sociales.
- Decisiones que tomamos (como en los alimentos).
Conclusión
Nuestro “segundo cerebro” va mucho más allá del proceso de digestión, porque también juega un papel importante en la salud mental.