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Hoy corre mucha información sobre comer bien: comer tales alimentos, de lo bueno y lo malo de cada dieta, etc. Pero el cambio de hábitos en la alimentación no es suficiente para vencer a la ansiedad. “Comer por ansiedad es un comportamiento que entraría en los trastornos emocionales relacionados con la alimentación, pudiendo tener repercusiones físicas si se da de forma repetitiva (es decir, episodios de más de una vez por semana)” dice la experta en Nutrición Carolina Sosky.
Si bien es un tema actual, la relación de la comida y las emociones ha existido desde hace siglos, “el término ‘comer por ansiedad’ y su estudio como fenómeno específico han cobrado relevancia en las últimas décadas –dice nuestra entrevistada, y agrega-: La vida moderna, con su ritmo acelerado y sus altos niveles de estrés, ha contribuido a que este trastorno se vuelva más visible y diagnosticado. Y obliga, en el mejor de los casos, a muchas personas que lo padecen a buscar ayuda”.
-¿De qué manera se relaciona la ansiedad con el estrés?
Normalmente la ansiedad puede surgir como una respuesta al estrés, emociones negativas o situaciones de tensión. Es una forma de afrontar sentimientos incómodos, y puede manifestarse en cualquier etapa de la vida, incluso desde la niñez y la adolescencia y continuar hasta la vida adulta.
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-¿Cómo reconocemos este desorden?
Este tipo de alimentación se caracteriza por un deseo incontrolable de comer en momentos de estrés o ansiedad, a menudo sin hambre física. Puede confundirse con el trastorno por atracón o con el picoteo de origen emocional.
-¿Será más parecido a un “antojo”?
Puede parecer un “antojo”, pero la diferencia radica en la motivación: no es solo un deseo de disfrutar la comida, sino una necesidad de aliviar las emociones.
Digamos que tiene características más similares al trastorno por atracón, conocido también con la terminología en inglés binge eating disorder (BED), que es un trastorno alimentario caracterizado por episodios recurrentes de ingesta excesiva, sin control (a diferencia de otros trastornos, quienes lo padecen no suelen practicar purgas).
-¿Qué consecuencias puede traer comer ansiosamente?
Comer por ansiedad puede llevar a problemas de salud graves como sobrepeso y obesidad. También puede provocar problemas de salud mental como depresión y baja autoestima. Además, puede crear un círculo vicioso donde la culpa y la ansiedad se agravan, afectando la relación con la comida y el cuerpo.
-No tiene que ver el hecho de estar flaco o gordo...
Absolutamente. El comer por ansiedad no discrimina; tanto personas con sobrepeso como aquellas delgadas pueden experimentar estos episodios. La ansiedad puede manifestarse de diversas maneras y afectar a cualquier persona.
-¿La cura apunta a comer cosas sanas para saciar la ansiedad o es un trastorno que se debe tratar en sí mismo?
La solución no es solo cambiar la dieta a alimentos saludables. Es crucial abordar la raíz emocional del problema. Esto puede incluir terapia psicológica, técnicas de manejo de estrés y una reeducación sobre la relación con la comida. Se debe realizar un tratamiento interdisciplinario que ayude a mejorar estos aspectos: emocional, educativo alimentario y físico.
-La autocuración suele apuntar a la voluntad y al acto de comer saludablemente.
Comer de manera saludable puede ayudar a estabilizar el estado de ánimo y proporcionar nutrientes esenciales, pero no es una solución definitiva para la ansiedad.
-¿Los snacks son buenos, permitidos, ayudan a paliar la ansiedad?
Es válido optar por snacks saludables, pero, si no está tratando el aspecto emocional, se puede caer nuevamente en excesos de alimentos saludables o light, por eso es fundamental trabajar en las causas subyacentes de la ansiedad y desarrollar estrategias de afrontamiento más efectivas.
Subrayando entonces que son parches emocionales y que no sustituyen al tratamiento de las causas emocionales, sí, existen snacks saludables que pueden ayudar a mitigar la sensación de hambre o ansiedad momentáneamente, por ejemplo: alimentos con alto contenido de proteína como el huevo, el yogur griego, quesos bajos en grasa o que aporten carbohidratos complejos como avena, además de alimentos que contengan grasas buenas como frutos secos, aguacate, etc.
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-Las barritas de cereal se venden como fuente de energía y también para evitar el picoteo.
Sirven como snack saludable, pero no para crear hábito, porque no son tan sanas como se promociona.
-Mucha gente entiende toda explicación, anota, guarda, incluso memoriza, pero llegado el momento, no puede controlar su apetito.
Esto puede ser un signo de que la relación con la comida ha llegado a un punto crítico donde se convierte en un mecanismo de defensa o un método no adecuado para paliar estrés. Su problema empeorará porque luego de un exceso de comida aparece la culpa, y esto genera mayor malestar y frustración.
Una estrategia para paliar los síntomas es hacer ejercicios o caminatas al aire libre, ya que la falta de ejercicio puede agravar la situación al no liberar la tensión acumulada.
-¿Qué tipo de alimentos, ejercicios y terapias se recomiendan para la ansiedad?
En primer lugar, cuando aparecen los primeros síntomas es conveniente tomar un vaso de agua o una taza de té, ya que muchas veces la deshidratación se puede confundir con hambre o ansiedad.
En general, un tratamiento ideal sería seguir una dieta equilibrada rica en frutas, verduras, granos enteros y proteínas magras, y evitar recurrir a dietas extremas, muy restrictivas porque generan más hambre real por ansiedad.
Además de esto suman y son fundamentales los ejercicios de relajación como yoga o meditación y actividad física regular. Respecto al aspecto terapéutico, la terapia cognitivo conductual es una de las más efectivas para abordar estos trastornos.
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Nadie está solo: consejos para el día a día
-Mantener un diario de emociones y patrones alimenticios puede ayudar a identificar los disparadores.
-Practicar la atención plena durante las comidas y buscar actividades que ayuden a relajar. Hay que recordar que cada pequeño paso cuenta.
-”Tuve pacientes que al combinar terapia psicológica o el simple hecho de poder hablar o poner en palabras lo que sienten, sumado a cambios en la dieta, lograron no solo reducir su ansiedad sino también mejorar su relación con la comida. La clave está en el equilibrio y la autocompasión”
-Es importante recordar que comer por ansiedad es un fenómeno complejo que requiere atención integral. Nunca se está solo en esta lucha, con el enfoque adecuado, es posible encontrar un camino hacia una relación más saludable con la comida y con uno mismo.