En la era de las redes sociales, el término FOMO (Fear Of Missing Out) se ha popularizado para describir la ansiedad que produce la idea de quedarse fuera de un evento, conversación o tendencia. Investigadores de la Universidad de Essex definen el FOMO como “la percepción de que otros disfrutan de experiencias gratificantes de las que uno está ausente”. Esta sensación puede llevar a revisar el celular de forma compulsiva, temer perderse noticias importantes e incluso sacrificar horas de sueño para seguir conectado.
Por el contrario, ha surgido una nueva tendencia: el ROMO (Relief Of Missing Out), que consiste en experimentar alivio al no participar de la sobreinformación ni de la hiperconexión digital. En otras palabras, disfrutar de estar desconectado y permitirse no saber todo lo que ocurre.
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Un fenómeno alimentado por las redes sociales
Las plataformas como Instagram, TikTok o X (antes Twitter) han amplificado el FOMO, pues muestran una versión cuidadosamente editada de la vida de las personas. Según un estudio publicado en Computers in Human Behavior (2021), el uso excesivo de redes sociales se asocia a mayores niveles de ansiedad y menor bienestar subjetivo. La exposición constante a “momentos perfectos” genera comparaciones poco realistas que pueden impactar la autoestima.
El ROMO aparece como una respuesta natural a esta saturación. Cada vez más personas valoran la desconexión digital como un acto de autocuidado y buscan espacios libres de pantallas para descansar de la avalancha de información.
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La psicología detrás de ambos extremos
Desde la perspectiva psicológica, el FOMO activa mecanismos de ansiedad social: el miedo a quedar excluido de un grupo o de una conversación relevante. Esta ansiedad puede llevar a la sobreexposición a estímulos digitales y a hábitos poco saludables.
En cambio, el ROMO invita a aceptar que no podemos abarcarlo todo y que está bien no participar de cada evento. De hecho, investigaciones en Journal of Happiness Studies (2022) señalan que las personas que establecen límites digitales reportan mayor satisfacción y menor estrés.

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Cómo identificar si tienes FOMO
Algunos indicadores de FOMO incluyen revisar el celular de forma compulsiva, sentir culpa al no responder mensajes de inmediato o ansiedad al ver publicaciones de otras personas. Si estas emociones afectan tu descanso, tu productividad o tu estado de ánimo, es momento de repensar tus hábitos digitales.
Consejos para equilibrar FOMO y ROMO
- Ponete límites de tiempo en las redes sociales. Usá temporizadores o la función “bienestar digital” de tu celular para controlar el tiempo de pantalla.
- Priorizá el contacto presencial. Reunirte cara a cara con amigos reduce la sensación de aislamiento y de “quedarse afuera”.
- Practicá el “scroll consciente”. Antes de abrir una app, preguntate si lo haces por entretenimiento o por ansiedad.
- Agendá momentos de desconexión. Eleguí horas del día para silenciar notificaciones y dedicarte a actividades sin pantallas.
- Enfocate en el presente. Técnicas como la meditación o el mindfulness ayudan a reducir la ansiedad anticipatoria que genera el FOMO.
Desconectar también es salud
Normalizar el descanso digital es crucial para el bienestar mental. Desconectarse no es aislarse del mundo, sino recuperar el control de la atención y reducir el bombardeo de estímulos que generan agotamiento. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que el exceso de información puede incrementar el estrés y recomienda tomar pausas digitales, especialmente en situaciones de crisis informativa.
La tendencia hacia una vida más consciente
El auge del ROMO es una señal de que la sociedad busca formas de recuperar el equilibrio. Espacios como el “digital detox” o retiros sin tecnología están ganando popularidad. Para los psicólogos, se trata de una oportunidad de reconectar con los propios valores y redefinir qué es verdaderamente importante.

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JOMO: la alegría de perderse algo
Además del FOMO y el ROMO, existe el concepto de JOMO (Joy Of Missing Out), que significa la alegría de perderse algo. A diferencia del simple alivio que produce el ROMO, el JOMO implica disfrutar activamente de estar desconectado. Es una elección consciente de priorizar el bienestar personal frente a la presión social de “estar en todo”.
Quienes practican el JOMO suelen dedicar ese tiempo a actividades significativas: leer, descansar, compartir con amigos o simplemente no hacer nada sin sentir culpa. Según la psicóloga clínica Amy Morin (Verywell Mind, 2023), esta actitud promueve la gratitud y ayuda a reducir el estrés crónico.