Señales de alarma en los mareos: ¿cuándo es necesario buscar atención médica inmediata?

La consulta por mareos ha aumentado considerablemente, reflejando una compleja interrelación de causas que van desde trastornos vestibulares hasta problemas neurológicos. Identificar estos síntomas puede ser crucial para prevenir eventos severos, transformando la mirada hacia la salud integral del individuo.

Mareo.
Mareo.Shutterstock

La sensación de que “todo da vueltas” o de que el suelo se mueve bajo los pies es una de las consultas más frecuentes en atención primaria y urgencias. Aunque muchas veces responde a causas benignas y autolimitadas, los mareos y la pérdida de equilibrio pueden ser también señales tempranas de alteraciones en el sistema vestibular —el “giroscopio” interno del oído— o de problemas neurológicos que requieren evaluación oportuna.

Un síntoma con múltiples caras

“Mareo” es un término que las personas usan para describir realidades distintas: vértigo (una ilusión de movimiento, como girar), inestabilidad al caminar, aturdimiento o una sensación de desmayo inminente.

Distinguir cuál de estas experiencias predomina orienta el diagnóstico. El vértigo suele apuntar a un origen vestibular; el aturdimiento o la lipotimia pueden relacionarse con causas cardiovasculares; la inestabilidad pura, con problemas neurológicos, musculares o del equilibrio.

Mareo.
Mareo.

Entre las causas más comunes de vértigo periférico (originado en el oído interno) está el vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB), desencadenado por cambios en la posición de la cabeza, como girarse en la cama o mirar hacia arriba.

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También destacan la neuritis vestibular, habitualmente relacionada con una infección viral, y la enfermedad de Ménière, que provoca episodios de vértigo, zumbidos y fluctuaciones de audición.

En el lado central (de origen cerebral), los mareos pueden ser la primera manifestación de migraña vestibular, accidentes isquémicos transitorios o infartos cerebelosos, entre otras condiciones.

En personas mayores, la polifarmacia, la hipotensión ortostática y la alteración de la propiocepción contribuyen a la inestabilidad y al riesgo de caídas.

¿Cuándo preocuparse?

Si bien la mayoría de los episodios mejoran en días o semanas, ciertos signos de alarma justifican atención inmediata.

Vértigo, imagen ilustrativa.
Mareo, imagen ilustrativa.

La aparición súbita de vértigo intenso junto con dolor de cabeza inusual o severo, visión doble, dificultad para hablar, debilidad o adormecimiento en un lado del cuerpo, pérdida de coordinación marcada o desmayo son síntomas compatibles con un evento cerebrovascular y requieren evaluación urgente.

La nueva pérdida de audición unilateral acompañada de vértigo también es un motivo de consulta rápida, pues puede indicar una afectación del nervio auditivo.

Otros signos que ameritan valoración médica en las próximas horas o días incluyen caídas, empeoramiento progresivo del equilibrio, síntomas persistentes más allá de algunas semanas, o interferencia significativa con actividades cotidianas.

Más allá del malestar, la inestabilidad incrementa el riesgo de caídas, una de las principales causas de lesiones graves en adultos mayores. La prevención —desde adecuar el hogar y usar calzado estable hasta tratar deficiencias de vitamina D y fomentar la actividad física— tiene impacto directo en la calidad de vida y en los sistemas de salud.

El incremento de casos de mareo reportados tras infecciones virales, incluido el covid-19, ha reavivado el interés en la disfunción vestibular postinfecciosa y en los mecanismos de neuroinflamación.

Aunque la mayoría de los síntomas remiten, un subconjunto de pacientes presenta persistencia de inestabilidad y sensibilidad al movimiento, lo que subraya la necesidad de acceso a rehabilitación vestibular y seguimiento multidisciplinario.

El papel de la alfabetización en salud

Aprender a describir con precisión lo que se siente —si es vértigo rotatorio, inestabilidad, aturdimiento o presíncope— acelera el diagnóstico correcto.

Registrar cuándo ocurren los episodios, cuánto duran, qué los desencadena y qué los alivia puede ser de gran ayuda para la consulta.

Evitar automedicarse con sedantes vestibulares y alcohol, que a corto plazo embotan los síntomas, favorece una recuperación más rápida y reduce riesgos.

Reconocer las señales tempranas, consultar ante los signos de alarma y acceder a evaluación y rehabilitación adecuadas son los pilares para recuperar la estabilidad —y, con ella, la seguridad y la autonomía— en el día a día.

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