Prevención masculina: claves para no postergar chequeos que salvan vidas

Hombre en una consulta médica.
Hombre en una consulta médica.Shutterstock

La salud masculina enfrenta un desafío crítico: la escasa atención a chequeos preventivos puede llevar a diagnósticos tardíos de condiciones silenciosas, desde hipertensión hasta cáncer. Al analizar estas brechas, emergen factores culturales y logísticos que dificultan una atención oportuna.

En salud preventiva, la brecha de género persiste: los hombres suelen acudir menos a controles y llegan más tarde a la consulta, muchas veces cuando el síntoma ya se impone.

Médicos de atención primaria advierten que no se trata solo de “ir al médico una vez al año”, sino de cumplir con un calendario de evaluaciones que detectan a tiempo enfermedades silenciosas. Estas son las revisiones que con más frecuencia se pasan por alto, por qué importan y cuándo considerarlas.

Presión arterial y metabolismo: los “básicos” que salvan vidas

La hipertensión, el colesterol alto y la prediabetes avanzan sin señales claras y multiplican el riesgo de infarto y accidente cerebrovascular.

Hombre en una consulta médica.
Hombre en una consulta médica.

La recomendación habitual es:

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  • Tomarse la presión al menos una vez al año (con mayor frecuencia si existen antecedentes, sobrepeso, consumo de tabaco o lecturas previas elevadas).
  • Analítica de lípidos y glucosa en sangre de forma periódica desde la adultez, ajustando la frecuencia según edad y riesgos.

Aunque parecen obvios, son chequeos que muchos hombres posponen. Detectarlos a tiempo permite intervenir con cambios de estilo de vida o medicación antes de que haya daño.

Cáncer colorrectal: empieza antes de lo que se cree

El tamizaje del cáncer de colon y recto es uno de los más efectivos y, aun así, se retrasa.

En muchos países se recomienda iniciar entre los 45 y 50 años en personas de riesgo promedio, antes si hay antecedentes familiares o enfermedades inflamatorias intestinales.

Las opciones incluyen pruebas de sangre oculta en heces y colonoscopía. Saltarse estas revisiones implica perder la oportunidad de detectar pólipos que pueden extirparse antes de volverse cáncer.

Próstata: una decisión informada, no automática

El antígeno prostático específico (PSA) y el tacto rectal no son “para todos, siempre”, sino el resultado de una conversación entre paciente y médico. En general, se plantea a partir de los 50 años, o alrededor de los 45 si hay alto riesgo (por antecedentes familiares o ciertos orígenes étnicos).

La clave es comprender beneficios y riesgos del tamizaje y, sobre todo, no dejar pasar los síntomas urinarios persistentes.

Piel: el melanoma no es solo cosa de playa

Los hombres, especialmente de piel clara o con exposición solar intensa por trabajo u ocio, tienen mayor probabilidad de presentar melanomas avanzados.

Un control dermatológico periódico y la autoexploración mensual para detectar lunares nuevos o que cambian pueden marcar la diferencia. Cualquier lesión que crece, sangra o pica merece evaluación.

Salud sexual y pruebas de infecciones de transmisión sexual

Aun en ausencia de síntomas, los varones sexualmente activos deberían considerar pruebas de VIH al menos una vez en la vida y con mayor frecuencia si hay nuevas parejas o prácticas de riesgo.

También conviene testear sífilis, gonorrea y clamidia según conducta y contexto local. La conversación franca con el médico sobre prácticas sexuales es parte de la prevención.

Hepatitis C: un test que se hace una vez

Las guías actuales en varios países recomiendan que todos los adultos se realicen al menos una prueba de hepatitis C alguna vez, y repetirla si existen factores de riesgo (uso de drogas inyectables, transfusiones antiguas, procedimientos sin control sanitario).

Hombre en una consulta médica.
Hombre en una consulta médica.

Hoy, el virus tiene tratamiento curativo en la mayoría de los casos.

Salud mental: depresión, ansiedad y consumo problemático

Los hombres suelen subreportar síntomas emocionales. Un tamizaje breve en atención primaria puede detectar depresión, ansiedad y trastornos por consumo de alcohol u otras sustancias.

Señales como irritabilidad persistente, insomnio, fatiga sin causa o pérdida de interés ameritan consulta.

Salud mental.
Salud mental.

Pedir ayuda no es un signo de debilidad: reduce riesgo de complicaciones y mejora la calidad de vida.

Sueño y apnea: roncar fuerte no es normal

La apnea obstructiva del sueño está subdiagnosticada en varones con sobrepeso, cuello ancho o hipertensión resistente. Somnolencia diurna, ronquidos intensos y pausas respiratorias nocturnas son señales de alarma.

El diagnóstico y tratamiento protegen el corazón, el cerebro y el rendimiento diario.

Visión y oído: sentidos que envejecen en silencio

Exámenes periódicos de la vista pueden detectar glaucoma o retinopatías antes de que afecten la visión.

En el caso de la audición, las pérdidas progresivas impactan la comunicación, el trabajo y el estado de ánimo. Evaluaciones preventivas permiten adaptar tratamientos y dispositivos a tiempo.

Aneurisma de aorta abdominal: un ultrasonido que no duele

Hombres de 65 a 75 años con antecedente de tabaquismo deberían considerar una ecografía para descartar aneurisma de aorta abdominal.

Es un examen único, rápido y no invasivo que detecta dilataciones con riesgo de ruptura.

Salud ósea: no solo un tema de mujeres

La osteoporosis también afecta a los hombres, sobre todo a partir de los 70 años o antes si hay factores de riesgo (bajo peso, uso crónico de corticoides, hipogonadismo, fracturas previas).

Una densitometría ósea puede orientar medidas preventivas y terapéuticas.

Vacunas al día: la prevención más simple

Refuerzos de tétanos, difteria y tosferina; vacuna anual contra la gripe; esquemas contra neumococo a partir de cierta edad o condiciones médicas; y vacunas frente a covid-19 según recomendaciones vigentes.

Completar esquemas pendientes y revisar el calendario con el médico evita internaciones y secuelas.

Por qué se pasan por alto y cómo revertirlo

  • Barreras culturales: la idea de que “si no duele, no pasa nada”, el temor al diagnóstico o la percepción de invulnerabilidad.
  • Logísticas: jornadas laborales extensas, falta de turnos, costos.
  • Desinformación: confusión sobre edades y frecuencias.

Estrategias efectivas incluyen programar un chequeo anual con el médico de cabecera, aprovechar campañas de tamizaje, usar recordatorios en el teléfono y, cuando sea posible, realizar exámenes en el mismo día (laboratorio, presión, vacunas).

Para quienes no tienen síntomas ni diagnósticos previos, una visita de prevención puede ordenar el calendario de pruebas según edad, antecedentes familiares y condiciones personales.

La prevención no es una lista infinita, sino una agenda ajustada a cada hombre. Consultar, preguntar y planificar con un profesional es la forma más segura de dejar de postergar los chequeos que más impacto tienen en la salud.