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Por supuesto que es natural que un empleador quiera saber la mayor cantidad de cosas posibles de un futuro integrante de su equipo. Está bien que haga todas las preguntas que necesite sobre la experiencia laboral del postulante, sobre sus conocimientos en la materia, que pida certificados, diplomas y que pregunte cuáles son las soft skills del interesado en el puesto. También está bien que le consulte si tiene algún impedimento por enfermedad, siempre y cuando eso pueda llegar a generar algún tipo de problema en el trabajo a desarrollar.
Otra de las preguntas lícitas puede estar dirigida a las multas y antecedentes penales, algo que el empleador suele chequear.
Sin embargo, cuando se entra en un terreno personal, no todas las preguntas son tan sencillas y válidas.
El empleador puede consultar qué hobbies tiene un postulante, pero no tiene por qué saber si practica deportes extremos o no. Tampoco está bien que consulte por posibles embarazos.
Otro de los puntos críticos es la vinculación sindical. El empleador no debería preguntar si uno está o no afiliado a un sindicato. Es más, en algunos países como Alemania, donde está muy bien determinado qué se puede preguntar y qué no en una entrevista laboral, este punto está prohibido.
En cambio, sí se puede consultar cuál es la religión o el partido al que adhiere el postulante, en particular si se trata de empresas que tienen su tendencia (como organizaciones religiosas o, justamente, partidos políticos).
Otro punto a tener en cuenta es que las redes sociales hablan mucho de uno, y todo empleador tiene derecho a analizar el perfil del postulante por esa vía. Si tuiteas muchas cosas vinculadas a la política, debes saber que tus futuros empleadores lo leerán, ya que son manifestaciones públicas y leerlas no va en contra de los derechos de privacidad.
Otra cosa es si ingresa en la esfera de privacidad de un perfil y se leen comentarios publicados únicamente para los amigos. Desde ya, en esos casos un empleado podría recurrir a un tribunal en lo laboral.
Y si en la entrevista surgiera alguna pregunta inesperada sobre la vida privada y uno tiene la duda de qué contestar, recuerde que todos los especialistas dicen que los postulantes tienen derecho a no responder o no responder con la verdad, siempre y cuando se entre en un terreno que a uno no le parece legítimo. En cambio el resto de preguntas sí hay que responderlas con la verdad.
En aquellos países donde se vela por una protección de la esfera privada, puede ser hasta peligroso para la empresa plantear demasiadas preguntas que no vienen al caso. Si el postulante siente que se le pidieron datos que no correspondían en una entrevista, puede dirigirse rápidamente a la justicia laboral.
En aquellos otros países en los que estos temas no están protegidos, es importante que el postulante piense con anticipación qué responder si se planten preguntas "límite" como "¿Con quién vives?", "¿tienes planes de tener otro hijo?", "¿sueles enfermar seguido?", "¿te organizas bien si tu hijo se engripa?". Es fundamental no tensarse en el momento y responder con total soltura, estando preparado.