Cuando las fobias son una enfermedad

Olvidó su teléfono móvil. Cuando se da cuenta, la joven mujer siente un miedo atroz. Para muchas personas esto puede parecer absurdo. Sin embargo, la mujer está segura de que por su olvido puede estar perdiéndose de un llamado importantísimo.

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La mujer sufre de nomofobia, miedo irracional a salir de casa sin el teléfono móvil.

Las fobias son un tipo de trastorno de ansiedad. Entre las más de 250 fobias que existen, también está la gelotofobia, es decir, el miedo a ser burlado. Cuando los afectados escuchan reír a alguien pueden tener palpitaciones y dificultades para respirar dado que creen que están siendo burlados aunque la otra persona se esté riendo de cualquier otra cosa.

Estas fobias suelen estar relacionadas con una vivencia clave, una experiencia que queda almacenada como una experiencia dramática que genera una reacción en cadena en el cuerpo ante un determinado detonante. Quizá la mujer que sufre de nomofobia vivió alguna vez una situación como haber estado junto a una persona herida de gravedad y no haber podido realizar rápidamente un llamado de emergencia porque no llevaba su celular consigo.

Otra de las fobias específicas es la oneirogmofobia, es decir, el miedo a tener sueños húmedos, orgasmos, mientras se duerme. Para las personas que no sufren de estos trastornos puede sonar ridículo, pero para los afectados suelen ser cargas difíciles de llevar que incluso pueden terminar en una enfermedad.

Una fobia se convierte en enfermedad cuando se acumulan varios síntomas, entre ellos que el miedo sea muy fuerte, difícil de tolerar y que dificulte la calidad de vida del paciente.

Si se cumplen todos estos síntomas, hay que buscar ayuda psicológica. La mayoría de las fobias se tratan con terapias cognitivas. En este método, el terapeuta revisa con el paciente las situaciones que desatan el miedo, las analizan y piensan soluciones. A veces esta terapia es combinada con la ingesta de un antidepresivo suave.

El tipo de fobia define la terapia a ser empleada. En el caso de una nomofobia se practica por ejemplo con el paciente cómo hacer para ser más independiente del teléfono. A veces también puede servir hablar sobre la situación que llevó a la fobia y cerrar la experiencia. Parte de la terapia es, también, reconocer que determinados miedos tiranizan.

Una fobia también puede ser expresión de un problema que no tiene un detonante particular. Alguien que sufre de oneirogmofobia probablemente tiene dificultades para vivir libremente su sexualidad. En esos casos puede ayudar una terapia más profunda.

También hay personas que logran superar sus miedos por sí solas. Pero si no es el caso, lo mejor es buscar a un terapeuta experimentado antes de que la fobia se vuelva crónica.

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