"Relación de migajas": Una separación puede ofrecer nuevas oportunidades

Las separaciones no tienen una buena reputación y, sobre todo, son dolorosas. Las familias y los círculos de amigos se desmoronan, la vida cambia completamente y se pierde la estabilidad.

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A pesar de todo, los expertos afirman que las separaciones pueden valer la pena e instan a no permanecer mucho tiempo en una relación que ya no funciona.

"Después de todo, todo es cuestión de perspectiva", señala la terapeuta alemana de parejas Nadja von Saldern y autora del libro "Glücklich getrennt" (Felizmente separados).

La especialista opina que una separación también ofrece oportunidades para el desarrollo personal. Al centrarse nuevamente en uno mismo, la vida vuelve a encauzarse. Ya no hay que discutir y se deja de sufrir por el comportamiento del otro.

Pero incluso si las parejas no están en permanente disputa, la relación puede terminar en una especie de comunidad. Se convierte en una "relación de migajas", sostiene la coach de parejas Sandra Hinte.

"Uno solo conseguiría migas y nunca todo el pastel. Entonces, hay que preguntarse cuán auténticos seguimos siendo y qué necesidades estamos reprimiendo permanentemente", destaca la experta.

Así, en su libro "Schluss jetzt" ("Basta ya"!) la autora alemana Heike Blümner relata sobre el encuentro con personas mayores, que hoy se preguntan por qué no se separaron o por qué no lo hicieron antes. Lamentan haber perdido tiempo en sus vidas.

"A veces simplemente hay que tomar el toro por los cuernos e irse", concluye Blümner.

Al principio, cuando surgen los primeros pensamientos de una separación puede ayudar si se lleva una especie de diario donde se va apuntado lo que funciona bien y aquello que no es tan bueno en la relación.

Pero además, hay que pensar por qué se discute todo el tiempo por pequeñeces. A menudo, esto puede ser una válvula de escape para canalizar la ira sobre conflictos completamente diferentes y mucho más grandes, señala Hinte.

De todas maneras, es importante dialogar con la pareja para evaluar conjuntamente la situación o en su defecto acudir a un especialista.

Si a pesar de todos los intentos se produce igualmente la separación, las conversaciones previas tienen una gran ventaja. "Puedes estar seguro de que lo has intentado todo. Esto reduce o incluso previene los sentimientos de culpa", asegura la terapeuta.

Naturalmente durante y después de la separación aflorarán sentimientos negativos. El más común es el miedo a la soledad, y comenzar a dudar de uno mismo.

Cuanto más rápido la persona recién separada pueda superar estas sensaciones, más rápido se sentirá feliz y satisfecha con su nueva autonomía, sostiene Hinte.

Según Von Saldern, esto también vale para quienes han sido abandonados, que al principio sienten que el mundo se derrumba.

"La persona siente que se está ahogando. Sin embargo, en algún momento toca fondo, logra empujarse hacia arriba y vuelve a la superficie". Pero esto lleva tiempo; se necesita al menos un año para lograr una renovación mental completa, dice la terapeuta.

Una cosa es cierta en cualquier caso: nadie se sentirá mal para siempre después de una separación. "No conozco a nadie que dijera: Fue un gran error", acota Blümner.

La forma en la que uno enfrenta la separación también depende mucho de cómo ha sido. No obstante, las separaciones pacíficas y sensatas son bastante poco usuales. Por lo general, uno de los dos queda conmocionado, al menos temporalmente.

La persona abandonada puede confundir el miedo a la pérdida con amor y comienza a halagar a su pareja, pero poco después se enoja y manifiesta su ira.

"El problema es que incluso a menudo la otra persona, que es la que realmente se quiere ir, no lo manfiesta con claridad", explica Von Saldern. Por lo tanto, según la especialista, aquellos que quieren separarse, al menos razonablemente, deben expresar sus sentimientos y objetivos lo más claramente posible.

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