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Ya sea una sartén, una olla o la bacha de la cocina, todos tenemos algo de acero inoxidable en casa. La combinación de la practicidad y el brillo de este material hacen que sea perfecto para el uso cotidiano.
El acero inoxidable es un material muy usado en la cocina por su resistencia al calor, la corrosión y las manchas. Por lo general, el cromo del acero inoxidable reacciona al oxígeno del aire y forma una capa protectora, que previene la aparición de óxido y reduce el riesgo de marcas permanentes.
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Si la superficie está cubierta de grasa o suciedad, esa reacción química no se produce, y el acero es más vulnerable a la corrosión y al desgaste. Por eso, es importante tener como rutina diaria limpiar todo lo que sea de acero inoxidable. Si el metal está limpio, se ve bien y funciona bien.
Pulido y protección del acero inoxidable
Si ves que el acero inoxidable se está rayando u opacando, podés usar alternativas naturales: mojar un trapo con vinagre o jugo de limón y pasarlo por la superficie, o aplicar con un rociador. También se puede usar aceite para bebés o de oliva, y repasar toda la superficie. Dejar actuar unos minutos y retirarlo con papel de cocina.
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Limpiar las manchas enseguida para evitar marcas permanentes. Enjuagar bien con agua después de aplicar cualquier producto. Mantener el metal lo más seco posible para evitar las marcas que dejan los minerales del agua.
Usar un cepillo de dientes en desuso para los lugares de difícil acceso, como, por ejemplo, alrededor de canillas u hornallas.
Limpieza y mantenimiento del acero inoxidable
Te contamos qué hacer en casos específicos como:
1. Marcas de los dedos. Simplemente con un paño suave o una esponja humedecida en agua jabonosa. En las superficies con acabado espejo, los productos limpiavidrios ofrecen buenos resultados. Evitar utilizar productos abrasivos, ya que pueden producir arañazos. En las superficies cepilladas y pulidas, limpiar en el sentido del pulido y no en el sentido contrario.
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2. Restos de cal. Para una suciedad más persistente, como pueden ser manchas de grasa o de cal, bastará con utilizar un limpiador cremoso normal. Si el limpiador cremoso no es suficiente, utilizar una solución de vinagre al 25 % y deje actuar unos minutos. A continuación, limpiar y secar la superficie como de costumbre.
3. Restos de comida quemada. Se puede reducir sustancialmente el esfuerzo de limpieza poniendo en remojo los recipientes con restos de comida quemada. Llenar la olla con agua caliente, añadir unas gotas de lejía y deje actuar durante 15 minutos. Luego, los restos de comida se podrán eliminar con una esponja, sin realizar ningún esfuerzo sustancial.
4. Manchas de té. El bicarbonato de sodio es muy eficaz para eliminar las manchas de té (taninos). Las teteras se pueden sumergir completamente en una solución caliente con 1 cucharada de bicarbonato. Para superficies más amplias, se puede aplicar con un paño o esponja. Luego, aclarar con agua y secar como de costumbre.
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5. Manchas de café. Los restos de café son grasientos y solo se producen si los recipientes no se limpian con asiduidad. Para eliminar las manchas más rebeldes, mezclar una cucharada sopera de bicarbonato y una ínfima cantidad de agua, lo suficiente para formar una pasta espesa. Aplicar una capa de pasta sobre la zona manchada y deje que actúe durante media hora. Luego, pasar un trapo húmedo sobre la superficie, enjuagar y dejar secar.
Productos que dañan el acero
El cloro o lejía (lavandina) pueden dañar el acero inoxidable si se encuentra muy concentrado o permanece en contacto mucho tiempo. La sal y otros limpiadores que contienen cloruros también pueden causar daños. Diluir siempre estos productos cuando se los utilice, reduciendo el tiempo de exposición al mínimo, y siempre aclarar luego la superficie utilizando abundante agua limpia.
Los limpiadores en polvo pueden dejar arañazos, los limpiadores de plata pueden contener cloruros y ácidos fuertes, y también son muy dañinos.
Nunca utilizar rollitos metálicos que no sean de acero inoxidable. Los de acero común, después de haber sido utilizados, pueden dejar manchas de óxido; estas manchas pueden dañar permanentemente la resistencia a la corrosión del acero inoxidable.
Si se utiliza rollitos de acero inoxidable para eliminar los restos más difíciles, los arañazos que puedan producirse no dañarán la resistencia a la corrosión de la superficie. No obstante, estos arañazos no se podrán eliminar posteriormente; por lo tanto, esta limpieza “agresiva” no está recomendada para superficies delicadas y decorativas.
Por Valeria Cabrera