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El café es una de las bebidas más apreciadas mundialmente, y su consumo está rodeado de rituales que buscan conservar su incomparable sabor y aroma.
Sin embargo, para disfrutar de una taza de café que conserve estas cualidades, es crucial almacenarlo adecuadamente.
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Comprender las amenazas al café
Antes de abordar las estrategias de almacenamiento, es importante conocer los factores que pueden afectar negativamente al café:
- Oxígeno: el contacto con el aire oxida el café, llevando a una pérdida de su aroma y sabor.
- Luz: la exposición prolongada a la luz puede deteriorar los compuestos que le dan al café su sabor característico.
- Calor: el calor puede provocar que los aceites del café se oxiden más rápidamente.
- Humedad: la humedad puede hacer que los granos de café absorban agua, afectando su integridad estructural y sabor.
Consejos para el almacenamiento correcto
Siempre que sea posible, comprá café en grano entero. Los granos comienzan a perder su sabor justo después de ser molidos, por lo que moler granos justo antes de preparar el café maximiza la frescura.

Si optás por café molido, considerá dividirlo en porciones más pequeñas y sellar cada una de ellas herméticamente para minimizar la exposición al aire.
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En cuanto a la selección del envase adecuado, utilizá un recipiente hermético. ya que este tipo de envases evita que el café se exponga al aire. Lo ideal es un tarro opaco o un envase de acero inoxidable con tapa de cierre hermético.
Es importante usar envases opacos para proteger el café de la luz. Además, almacená el café en un lugar oscuro, como un armario de cocina alejado de la luz directa.
Mantené el café en un lugar fresco y seco. Evitá almacenar el café cerca de fuentes de calor como hornos o ventanas soleadas.

Y no se te ocurra congelarlo ni refrigerarlo. El congelador y la heladera pueden parecer buenos lugares para almacenar café, pero las fluctuaciones de temperatura y la humedad pueden deteriorar su calidad. Además, el café puede absorber otros olores, afectando su sabor original.
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Comprá en pequeñas cantidades. Adquirí solo lo que puedas consumir en unas pocas semanas. Esto ayuda a asegurar que el café que estás tomando siempre esté lo más fresco posible.
Y aunque el café no se echa a perder, después de un tiempo su sabor y aroma se ven comprometidos. Asegurate de revisar las fechas al comprar y consumirlo mientras está fresco.
El secreto para disfrutar una taza de café llena de aroma y sabor radica en almacenarlo correctamente. Al entender y proteger al café de sus principales amenazas, podés mantener su frescura y calidad.
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Al implementar estos sencillos pero efectivos consejos, estarás seguro de saborear cada taza como si fuera la primera. ¡El disfrute de un buen café empieza desde su correcta conservación!