¿Por qué lloramos al cortar cebolla?
La culpa es de una reacción química. Al cortar una cebolla, rompemos sus células y liberamos una enzima llamada aliinasa, que transforma ciertos compuestos en una sustancia volátil: el syn-propanethial-S-óxido.

Este gas sube al aire, llega a nuestros ojos y, al mezclarse con la humedad, genera una pequeña cantidad de ácido sulfúrico. Resultado: ardor e irritación que activa las lágrimas como defensa natural.
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Cómo evitar que la cebolla te haga llorar
Hay varias técnicas efectivas que podés probar:
1. Enfriá la cebolla. Ponela en la heladera 30 minutos antes. El frío ralentiza la reacción química y reduce la cantidad de gases liberados.
2. Usá un cuchillo bien afilado. Cortar con un cuchillo desafilado destruye más células, lo que libera más compuestos irritantes.

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3. Buena ventilación. Cortá bajo la campana extractora o cerca de una ventana abierta para que el gas no llegue a tus ojos.
4. Bajo el agua. Cortar la cebolla sumergida o bajo un chorro de agua ayuda a disolver y arrastrar el gas.
5. Usá gafas de cocina. Las gafas ajustadas que bloquean el aire pueden ser la salvación si sos muy sensible.
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6. Truco del vinagre. Rociar la tabla de cortar con un poco de vinagre puede inhibir parcialmente la enzima que activa el gas irritante.
Las cebollas son imprescindibles en la cocina por su sabor y versatilidad, y con estos consejos, ya no necesitás sacrificar tus ojos cada vez que las cortás. ¿Lágrimas? Solo si son de emoción culinaria.