Manteca o aceite: cuál es mejor para cocinar de forma saludable y sin culpas

¿Manteca o aceite? Ambos son clave en la cocina, pero sus efectos sobre la salud varían. Te contamos cuál conviene usar según el tipo de preparación, sus beneficios y qué tener en cuenta para elegir la opción más saludable sin renunciar al sabor.

Manteca.
Manteca.YelenaYemchuk

¿Qué es la manteca?

La manteca, generalmente de cerdo, es una grasa de origen animal sólida a temperatura ambiente. Tradicionalmente usada en panadería, frituras y guisos, aporta sabor y una textura inconfundible a masas y postres.

Manteca.
Manteca.

Ventajas y desventajas de la manteca

  • Sabor y textura: añade profundidad y crocancia únicas.
  • Grasas saturadas: su contenido de grasas saturadas es elevado, lo que, en exceso, puede aumentar el colesterol “malo” (LDL) y el riesgo cardiovascular.
  • Aporte de micronutrientes: contiene pequeñas cantidades de vitaminas como la D y la E, aunque no en cantidades significativas.

¿Qué es el aceite?

El término “aceite” abarca diversas grasas líquidas de origen vegetal, como el aceite de oliva, girasol, soja o maíz. Suelen ser alternativas más ligeras y, dependiendo del tipo, pueden aportar distintos nutrientes y perfiles de sabor.

Diferentes aceites.
Diferentes aceites.

Ventajas y desventajas del aceite

  • Grasas insaturadas: la mayoría de aceites vegetales son ricos en grasas insaturadas, consideradas “buenas”, ya que ayudan a regular el colesterol y proteger el sistema cardiovascular.
  • Vitaminas y antioxidantes: aceites como el de oliva extra virgen ofrecen antioxidantes y compuestos antiinflamatorios.
  • Puntos de humo: no todos los aceites soportan temperaturas altas, lo que puede afectar su uso en determinadas recetas.

El punto clave: la moderación y el tipo de grasa

Aceite de oliva.
Aceite de oliva.

Elegir entre manteca y aceite no es blanco o negro. Ambos pueden formar parte de una dieta equilibrada si se usan con moderación. Las principales recomendaciones de los expertos en nutrición son:

  • Priorizá las grasas insaturadas (aceites vegetales), especialmente para el consumo regular y usos en crudo, como aderezos.
  • Reservá la manteca y otras grasas animales para ocasiones especiales o recetas tradicionales, procurando no abusar de su consumo.
  • Combiná distintas fuentes de grasa: aceite de oliva para ensaladas, aceite de girasol o canola para frituras suaves, y manteca para preparaciones puntuales.

Consejos prácticos para “cocinar sin culpa”

Manteca.
Manteca.
  1. Evitá reutilizar varias veces los aceites para freír.
  2. Optá por métodos de cocina saludables como horneado, salteado y vapor.
  3. Medí la cantidad de grasa que usás: una cucharada suele ser suficiente para la mayoría de preparaciones.
  4. Leé las etiquetas: preferí aceites prensados en frío y evitá aquellos con grasas trans.

Ni la manteca ni el aceite son “malos” o “buenos” por sí mismos; el verdadero secreto está en la cantidad, el contexto y la frecuencia de su uso. Al elegir el tipo de grasa más adecuado para cada preparación y cuidar las porciones, es posible seguir disfrutando de una cocina deliciosa… ¡sin culpa y con conciencia!

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