El limón como potenciador de sabor
En la gastronomía, el limón se utiliza principalmente como potenciador del sabor. Su acidez natural ayuda a equilibrar sabores en platos dulces y salados, aportando frescura y vivacidad.

Por ejemplo, unas gotas de jugo de limón sobre pescados, mariscos, ensaladas o frutas pueden realzar los matices de los ingredientes principales sin enmascararlos.
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Clave en la conservación y preparación
En la cocina tradicional peruana, por ejemplo, el limón es fundamental en preparaciones como el ceviche, donde su ácido no solo añade sabor, sino que además cocina el pescado gracias a una reacción química que desnaturaliza las proteínas.

Asimismo, su composición lo convierte en un excelente conservante, ya que su baja concentración de pH inhibe el crecimiento de bacterias en marinados y encurtidos.
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Aromatizante y decorativo
No solo el jugo es útil. La ralladura de la cáscara del limón contiene aceites esenciales que aportan aroma y un toque elegante en postres, salsas, cócteles y guarniciones.

La corteza, al ser menos ácida pero más fragante, se utiliza en repostería y coctelería para aportar matices complejos y refrescantes.

El limón ayuda a balancear el dulzor en tortas, mousses, cremas y almíbares. Un poco de jugo o ralladura puede marcar la diferencia entre un postre empalagoso o uno perfectamente equilibrado.

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De igual modo, es el componente estrella en bebidas tradicionales como la limonada, el pisco sour y otros cócteles, donde su acidez resalta y equilibra otros ingredientes.
Truco contra la oxidación
¿Querés evitar que las frutas como manzanas, peras o bananas se oscurezcan tras cortarlas? El ácido cítrico del limón retarda la oxidación, manteniendo el color y la frescura de estos alimentos por más tiempo.
El limón es mucho más que vitamina C. En la cocina, sus aplicaciones son variadas y fundamentales, desde potenciar y equilibrar sabores hasta conservar y decorar. Su versatilidad lo convierte en un ingrediente imprescindible para chefs y aficionados en todo el mundo.