Elegir bien el método de recalentado
El microondas suele ser la opción más rápida para recalentar comidas, pero no siempre es lo más recomendable. Para conservar sabores y texturas originales, optá por recalentar en sartén u horno siempre que puedas.

El calor indirecto y gradual ayuda a mantener jugosidad y evita que los alimentos se resequen. Colocar una tapa durante el proceso también contribuye a preservar aromas y humedad.
Lea más: Salsa boloñesa: guía definitiva para preparar la receta clásica y auténtica
Agregar humedad para evitar sequedad
Platos como arroces, guisos o carnes pueden perder su atractivo si se resecan al recalentarse. Una solución práctica es añadir unas cucharadas de agua, caldo o incluso aceite de oliva antes de calentar.

Este pequeño detalle realza sabores, evita que los ingredientes se endurezcan y ayuda a recuperar la consistencia original de los alimentos.
Lea más: Cocción al papillote: técnica sencilla que concentra sabor y cuida nutrientes
Prestar atención a la temperatura
Evitar temperaturas muy altas resulta clave para no arruinar un plato. Al recalentar, lo ideal es hacerlo a fuego medio o bajo, permitiendo que el calor penetre de manera uniforme.

Así, es más fácil conservar la intensidad del sabor y la frescura de las preparaciones. Si vas a usar microondas, detené el proceso a intervalos para remover la comida y distribuir mejor el calor.
Lea más: Risotto al limón y romero: la receta italiana que reconforta cuerpo y alma
Recetas que requieren tratamientos especiales
No todos los platos soportan el recalentado de la misma manera. Pastas con salsas cremosas, frituras o pescados suelen perder calidad si no se manipulan con cuidado.

Para pastas, sumá un poco más de salsa o leche.
A las frituras, conviene calentarlas en horno en vez de microondas para que recuperen su crocantez.
Lea más: El secreto del arroz perfecto: cómo lograrlo suelto y en su punto
Los pescados, por su delicadeza, se recalientan apenas durante un corto tiempo para no secarlos y mantener su sabor inicial.
Agregar ingredientes frescos tras el recalentado puede marcar la diferencia. Un toque de hierbas, jugo de limón o un poco de queso rallado realzan el plato y hacen que parezca recién hecho. Así, cada comida recalentada se disfruta como si fuera la primera vez.