Fundadora de IH Pâtisserie, madre de Alejo y Emma, Ivonne nos comparte, con una sinceridad conmovedora, cómo construyó su propio equilibrio entre el trabajo y la maternidad.
“Siendo sincera, para mí esto al principio fue superdifícil y hasta ahora sigue siendo un desafío”, confiesa.
La maternidad llegó para mover sus cimientos. “Mi foco pasó 100% a mis hijos. Sentía que el peso de lo que significaba estar presente en la crianza de mi hijo, sobre todo de mi bebé tan pequeñito, el apego, el estar conmigo, mi energía, mi olor, mi ejemplo, mi voz, tenía demasiada importancia en los cimientos de su vida. Entonces me costó muchísimo volver a trabajar con ganas, pero fui empujándome y lo logré, de alguna manera”, admite.
No obstante, esa intensidad emocional no la frenó, pero la obligó a repensarse, a transformarse.

Dueña de su propio tiempo, pero no por eso menos exigida, Ivonne encontró un modo de armonizar ambas dimensiones con una fórmula sencilla pero poderosa: estructura y presencia plena.
“Empecé a tomarme espacios y momentos de trabajo a full. Días, horarios específicos. Y, sobre todo, dije: ‘Donde elijo estar, estoy 100%‘, y eso fue algo superpoderoso”, manifiesta.
En su empresa, los valores que defiende como madre se reflejan en cada rincón.
“La transparencia, la honestidad, la empatía son superimportantes para mí”, afirma, destacando el simbolismo de las paredes de vidrio en su laboratorio de cocina.
“Reflejan nuestra manera de hacer las cosas. La comunicación es cercana, abierta, como con mis hijos. Que ellos puedan hablar cuando necesiten, y yo también”, asegura.
Entre hornos, sueños y maternidad
La maternidad, lejos de quitarle ritmo a su carrera, le regaló perspectiva. “Antes de ser mamá iba como atropellando en la vida, como empujando todo y muchas veces no disfrutando del proceso. La maternidad me volvió a conectar con el paso a paso”, señala.
En ese camino, Ivonne aprendió a valorar el proceso, a ver en cada pequeño logro una victoria, a abrazar los ritmos naturales de la vida.
“Los niños no se pierden en el hacer. Los niños viven en el presente y disfrutan de lo que hacen”, reflexiona.
Hoy sus jornadas laborales se concentran en las mañanas, después de dejar a Alejo en el colegio. “A partir del mediodía, que es cuando Alejo sale del colegio y Emma de la guarde, estoy para ellos 100%”, destaca.
Reconoce que no siempre todo es perfecto, que hay excepciones, pero su prioridad es clara. “Definitivamente, en este momento de mi vida, mis hijos, que son pequeños, que tienen cinco y dos años, son mi vida”, confiere.
Ivonne habla con una mezcla de determinación y ternura sobre su papel de madre. “Siento que no hay mejor persona en este mundo para acompañarlos que yo. Tomo ese rol de ‘maternar’ con muchísima responsabilidad, en cada aspecto: la alimentación, la educación, las emociones y el afecto. Me siento muy afortunada”, resalta.
“Es importante que empecemos a valorar la crianza activa y presente, ya que implica un gran desafío emocional para la madre. Es un proceso de crecimiento constante que transforma profundamente nuestra madurez emocional en comparación con antes de ser madres, especialmente si aprovechamos esa experiencia como una oportunidad para seguir creciendo”, opina.

“Para mí, ser madre es como hacer un máster en inteligencia emocional, algo que, además, está adquiriendo cada vez más valor en el mercado laboral. Las personas empáticas, que saben mantener la calma, son altamente valoradas en el ámbito profesional. Por eso, necesitamos ampliar nuestra visión sobre qué es lo que realmente importa y todo lo que podemos ganar. No solo los hijos se benefician si vemos la crianza como una oportunidad de desarrollo personal, también nosotras ganamos muchísimo”, agrega.
En cada palabra, Ivonne nos recuerda que detrás de toda mujer que emprende, que lidera, que inspira, hay una historia íntima de decisiones, renuncias y convicciones profundas, de muchas horas de reflexión y acciones.
La suya es una historia de amor: a sus hijos, a su trabajo, a sus amigos y a su familia, sabiendo que lo que importa en esta vida son los afectos, que llenan el corazón, y sus hijos, Alejo y Emma, su mayor inspiración.
Identikit
Ivonne Huber
Familia: Santiago de Zavalía (marido); Emma Cacao y Alejo de Zavalía (hijos).
Profesión: Chef pastelera.
Títulos: Profesional Gastronómico IAG, Pastry Dipome Cordon Bleu, MBA.
Hobby: Bailar y disfrutar de la naturaleza.
Redes sociales: @ivohuber, @ihpâtisserie.