Los tres países de la delicada región del Sahel dieron a conocer su salida de la organización regional, formada por 15 países africanos, afirmando que este organismo se encuentra “bajo la influencia de potencias extranjeras” y ha traicionado sus “principios fundadores”.
La retirada es una reacción directa a las sanciones económicas y financieras impuestas por la Cedeao a los tres países tras los golpes de Estado que llevaron a los militares al poder, y a las presiones de este bloque para que vuelvan al orden constitucional.
La presencia en la región de mercenarios de la empresa rusa Wagner y la iniciativa de Marruecos de otorgarles acceso al Atlántico alentaron también a los regímenes militares del Sahel a alejarse de su entorno regional, según los analistas.
En busca de nuevos aliados
La salida se produce en el marco de una iniciativa marroquí de formar una alianza de países africanos de la fachada atlántica, anunciada el pasado noviembre por el rey Mohamed VI.
El monarca defendió el desarrollo de las infraestructuras de la costa atlántica de Marruecos para facilitar que los Estados del Sahel lleguen a las redes del transporte marítimo internacional.
El pasado 23 de diciembre, Marruecos acogió en la ciudad sureña de Marrakech una reunión de los ministros de Exteriores de Burkina Faso, Mali, Níger y Chad y crearon un equipo de trabajo para aplicar la iniciativa del rey marroquí.
Según el analista maliense Mohamed ag Ismail, además de acercarse a Rusia y mirar a Marruecos, los tres países buscan nuevos socios lejos de Occidente, como China, Turquía y Emiratos Árabes Unidos, que están llamados a sustituir a la ex potencia colonizadora Francia, cuyas tropas los gobiernos golpistas expulsaron de su territorio.
La retirada, afirma a EFE, tendrá repercusiones directas sobre la integración económica regional, ya que reducirá la libertad de transporte y circulación, así como en el ámbito de las aduanas y los bancos.
¿Abandono de la moneda común?
Ag Ismail augura que los tres países se preparan para abandonar la Unión Económica y Monetaria de África Occidental (UEMOA) y su moneda comunitaria, el franco CFA, y están dispuestos a alentar a más países de la Cedeao a seguir su tendencia.
Para el analista, es pronto para predecir si la salida tendrá repercusiones en la estabilidad regional, pero de haberlas sería con Argelia, enfrentado con Mali; Francia, ex colonia que pugna por mantener su influencia en la zona, y los grupos independendistas tuareg de Mali, que están en guerra con la junta militar de Bamako.
En el caso de Burkina Faso, al igual que los vecinos Mali y Níger, las relaciones con la Cedeao han sido tensas desde que el capitán Ibrahim Traoré, actual jefe de Estado del país, llegara al poder el 30 de septiembre de 2022 mediante un golpe de Estado.
El último golpe en Níger, perpetrado el pasado 26 de julio, empujó a la Cedeao a amenazar con el uso de la fuerza para reinstaurar el orden constitucional.
Burkina Faso, junto a Mali, donde se produjo el primer golpe de Estado el 18 de agosto de 2020, se opuso al uso de la fuerza y alegó que cualquier intervención en Níger equivaldría a una declaración de guerra también contra ellos.
El distanciamiento paulatino con el bloque regional ha ido en paralelo a un estrechamiento de relaciones entre Burkina Faso, Níger y Mali, como demuestra la alianza de defensa colectiva firmada en septiembre pasado por esos tres países, golpeados todos por la violencia yihadista.
Ninguno de los tres ha hecho comentario alguno después del anuncio de su retirada de la Cedeao, mientras que esta organización regional anunció que no ha recibido la notificación de esta decisión de forma oficial.