“En este lúgubre aniversario, el secretario general subraya la urgencia de forjar un camino hacia la transición democrática que garantice el retorno del poder civil”, subraya un comunicado del portavoz del secretario general, publicado la víspera.
El texto advierte que, tres años después de que “los militares derrocaran el gobierno electo y detuvieran arbitrariamente a sus líderes”, con la dirigente de facto, Aung San Suu Kyi, en prisión desde entonces, “la crisis en Birmania continúa deteriorándose, con un impacto devastador en los civiles”.
La ONU condena "todas las formas de violencia y llama a la protección de los civiles y al cese de las hostilidades", y alerta de que unos 18,6 millones de birmanos, alrededor de un tercio de la población, "necesita ayuda humanitaria urgente este año".
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Birmania celebra este jueves una huelga silenciosa para protestar contra el régimen militar con motivo del tercer aniversario del levantamiento militar, con la junta debilitada por las derrotas del Ejército frente a guerrillas prodemocráticas y de minorías étnicas.
El golpe sumió a Birmania en una profunda crisis política, social y económica y ha abierto una espiral de violencia con nuevas milicias civiles que han exacerbado la guerra de guerrillas que vive el país desde hace décadas.