En el 150 aniversario de Torres García, y en los 300 años de Montevideo, la exhibición ‘Ellas. Mujeres de la Escuela del Sur’ surgió en 2022, desde un diálogo entre sus curadoras, María Eugenia Méndez y Cristina Bausero.
Como explica Méndez a EFE, Bausero impulsa en el museo que dirige el eje transversal de “abordar dentro del acervo a las artistas mujeres”, por lo que ambas coincidían en que faltaba reconocer a unas de ellas “que no habían sido investigadas en su conjunto, como fenómeno”.
“Esto es una puerta que se abrió al Uruguay para que reconozcamos cuál fue y es el papel de la mujer en el arte”, agrega Bausero sobre la investigación que halló nombres de 115 mujeres, si bien sólo se consiguieron obras de 43, lo cual, matiza, fue “una sorpresa increíble”, resultado del apoyo de sus familiares.
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“Algunos lo tenían valorado, otros no tanto, en algunos casos las obras están un poco maltratadas o poco cuidadas porque para la mujer llegar a artista no era un buen camino”, afirma enfatizando las dificultades que sortearon muchas para no dejar el arte, donde se las dejaba en un rol “secundario”, de “no opacar al hombre”.
“Muchas no siguieron la pintura y otras quizás siguieron y no encontramos (obras), pese a que estuvimos trabajando más de un año”, precisa Méndez, quien apunta que se incluyó en la muestra, que ocupa casi todas las salas, la sección ‘Caminos personales’ con obras de quienes siguieron creando tras el Taller Torres García (TTG).
Las mujeres del Taller Torres García crearon variedad y cantidad de piezas
Sobre la variedad y cantidad de piezas, la también directora de la Fundación Gurvich, apunta: “van a ver desde monederos, carteras, juegos de café, juegos de vino, lámparas, tapices bordados. Es realmente una exposición que va a impresionar por la cantidad de cosas que hicieron”.
“Hay una obra particularmente importante que es un tapiz bordado por Manolita Piña -esposa de Torres-, que creemos que es anterior a los años 50 y es un bordado lineal constructivo”, agrega, pese a no haber sido alumnas sino “colaboradoras”, se incluyó a Piña y a Olimpia e Ifigenia Torres, hijas del uruguayo, comenta.
De Olimpia hay así expuesta una cubierta de cuero repujado hecha para un libro de su padre y de Ifigenia un tapiz basado en un dibujo del creador del Universalismo constructivo, a quien sucedieron tras su muerte como maestros del TTG sus hijos varones, Horacio y Augusto y discípulos como Julio Alpuy y José Gurvich.
Rosa Acle, Raquel Orzuj, María Esther Mendy, Lía Rivas, Esther Rela o Amalia Nieto fueron algunas de las alumnas de las que al menos seis viven y cinco acudieron a la inauguración: Linda Kohen, Lola Fernández, Angelina de la Quintana, Lilian Lipschitz y María Julia Monti.
“Estoy realmente impresionada porque es el trabajo de mucha gente que ha conservado todo el estilo enseñado en el TTG, que es el orden en el color y en la forma”, expresa Monti sobre una muestra que la emocionó “enormemente” por el vasto trabajo que expone.
“Estar en contacto con estos artistas era vivificante”, rememora Kohen, quien define el homenaje como “muy emocionante”, pues la remonta a un período “fundamental” para su carrera, aún activa con cien años cumplidos el pasado octubre.