“Netanyahu para mí es un psicópata y para los fascistas como él, casi todos en este gobierno, la vida y el bienestar de otros (seres) humanos no es importante. No solamente la de los palestinos, la de los israelíes también”, asegura Cassif en una entrevista con EFE en su casa en Rehovot, centro de Israel.
Cassif, que habla en español con acento de Uruguay -donde vivió varios años-, denuncia que el Gobierno no solo muestra indiferencia ante los más de 44.300 palestinos muertos en Gaza, sino también hacia la vida del centenar de rehenes en manos de Hamás o de los soldados israelíes.
"Ellos manipulan y utilizan la masacre de Hamás como un excusa para el genocidio. No tiene nada que ver con la seguridad de los israelíes o del Estado. Solamente se trata de la supervivencia del Gobierno", lamenta el político, que destaca el "miedo", incluso entre los familiares de los rehenes, por salir a la calle y protestar.
Para Cassif, la finalidad última de la guerra en Gaza no es otra que la de anexionar los territorios palestinos sin conceder derechos a su población, y expulsar o dejar morir a quienes se opongan, asevera en alusión al denominado 'Plan de Subyugación', presentado en 2017 por el ahora ministro de Finanzas, el colono radical Bezalel Smotrich.
"El Gobierno utiliza esta masacre como una excusa para realizar el Plan de Subyugación. Es la finalidad del Gobierno, el fin es el genocidio, la limpieza étnica, no la seguridad de Israel ni el bienestar de los israelíes", reprocha el diputado, que creció en una familia israelí simpatizante del Mapai -futuro Partido Laborista- y pisó la cárcel varias veces como objetor de conciencia durante la Primera Intifada.
Sinfín de leyes "fascistas"
El pasado enero, Cassif firmó una petición apoyando la acusación de Israel ante la CIJ de La Haya, tras lo que le intentaron expulsar de la Knéset (Parlamento israelí) sin éxito. Son muchos quienes le acusan de apoyar o perpetrar terrorismo, incluido Netanyahu.
El pasado 11 de noviembre, el diputado de extrema izquierda fue finalmente suspendido durante seis meses, tras una votación unánime del Comité de Ética de la Knéset, por su “patrón sistemático de acción” contra las tropas israelíes y la guerra en Gaza.
En respuesta a la decisión, Cassif en lugar de mostrar remordimientos, como le exigían, contraatacó: “Mis declaraciones políticas contra la ocupación, limpieza étnica, crímenes de guerra y genocidio que el Gobierno israelí comete en Gaza son declaraciones bien fundamentadas, protegidas por la libertad de expresión política”.
En conversación con EFE, el político y filósofo reitera que, silenciando voces como la suya, entre la mayoría social "judía democrática" pero invisible, con la aprobación de "un tsunami de leyes fascistas" en la Knéset, "es la propia democracia israelí la que está en peligro".
Ya en octubre de 2024, recuerda Cassif, una profesora palestina de Nazaret fue arrestada por publicar un vídeo en el que aparece bailando, supuestamente celebrando el ataque de Hamás. Sin embargo, dicho vídeo había sido grabado antes del ataque y compartido de nuevo en TikTok como un "recuerdo" un año más tarde.
El ministro de Seguridad Nacional, el colono Itamar Ben Gvir, fue quien denunció el vídeo a la Policía, además de publicar una imagen de la mujer con los ojos vendados dentro de un vehículo policial junto a la frase “¡Tolerancia cero con la incitación y los partidarios del terrorismo!”.
Tras incidentes similares, el pasado 5 de noviembre la Knéset aprobó una ley para permitir al Ministerio de Educación despedir sin indemnización a profesores que expresen “apoyo” a la lucha armada contra Israel.
Un día después, se pasó otra ley que permite la deportación de hasta 20 años -incluida a Gaza- de familiares de “terroristas”, así como una disposición temporal para condenar a prisión a niños palestinos menores de 14 años “por homicidio como parte de un acto terrorista”.
Para Cassif, la tendencia es clara: la persecución política es creciente y respaldada por la “milicia policial del ministro Ben Gvir”. Este caldo de cultivo, augura, puede ser letal con la llegada en enero de Donald Trump a la Casa Blanca.
“Tengo miedo de que estemos muy cerca de dos guerras: una regional y otra civil dentro de Israel, porque la persecución contra nosotros, contra la oposición verdadera, cada día es mayor. Hay grupos con armas por la política de Ben Gvir que están esperando. Para mí es una cuestión de tiempo”, lamenta el diputado.