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La Iglesia Católica tiene un protocolo establecido para el momento en que fallece un papa. El primer paso consiste en que el médico del Vaticano confirme y registre oficialmente el fallecimiento, indicando la hora exacta.
En ese instante, se colocan dos banderas negras en la Plaza de San Pedro: una en lo alto de la Basílica de San Pedro y otra en la torre del campanario. Además, las campanas de la basílica repican como señal de duelo.
El decano del Colegio de Cardenales es notificado del fallecimiento y se encarga de preparar tanto el funeral como la convocatoria del cónclave para elegir al nuevo pontífice.
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Proceso de sucesión en la Iglesia Católica
La sucesión papal comienza tras la muerte del papa, iniciando un periodo de luto durante el cual se celebran las ceremonias fúnebres. Aproximadamente 20 días después, los cardenales menores de 80 años, conocidos como electores, se reúnen en un cónclave. Este evento se lleva a cabo a puerta cerrada.
En el cónclave celebrado en la Capilla Sixtina, los cardenales votan secreta y repetidamente hasta que un candidato obtiene dos tercios de los votos necesarios para ser elegido como nuevo Papa. Este proceso puede extenderse desde unas horas hasta varias semanas, dependiendo de la rapidez con que se logre consenso.
Elección del nuevo papa y señales al mundo
Una vez elegido el nuevo papa, la Capilla Sixtina se convierte en el centro de atención del mundo católico. La señal de un nuevo pontífice es el humo blanco que se libera al quemar las papeletas de votación. Si ninguna votación resulta exitosa, las papeletas se mezclan con pez para que, al quemarse, el humo sea negro, indicando que aún no hay un nuevo líder espiritual.
¿Qué pasa si el papa renuncia?
Si un papa decide renunciar, se activan una serie de procedimientos establecidos en el derecho canónico. La renuncia debe ser libre y debidamente anunciada, sin necesidad de la aprobación de ninguna otra autoridad. Una vez que se hace efectiva, la Santa Sede entra en un período de sede vacante, durante el cual el Colegio Cardenalicio asume la administración de la Iglesia hasta la elección de un nuevo pontífice en un cónclave.
El papa emérito mantiene su título, pero pierde toda autoridad sobre la Iglesia y se retira de la vida pública. Su papel suele ser discreto, como ocurrió con Benedicto XVI, quien en 2013 se convirtió en el primer pontífice en renunciar en más de 600 años.
Si un papa renunciara hoy, se abriría un proceso similar, con cardenales de todo el mundo convocados para elegir a su sucesor en la Capilla Sixtina. Hasta que eso ocurra, la Iglesia quedaría bajo la gestión del cardenal camarlengo, encargado de los asuntos administrativos durante la transición.