La guerra en Ucrania entra en la Berlinale: y la vida sigue

Alicia García de FranciscoBerlín, 20 feb (EFE).- La guerra en Ucrania, o más bien sus efectos, entraron este jueves de lleno en la competición de la Berlinale con el documental 'Timestamp', de Kateryna Gornostai, que recorre muchas escuelas para mostrar los esfuerzos de los profesores para seguir adelante con la educación de los niños.

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Desde abril de 2023 hasta junio de 2024, la realizadora -ausente de la presentación a los medios del filme porque dio a luz hace solo dos días- recorrió escuelas situadas en muchos puntos diferentes de Ucrania, unas a apenas 15 kilómetros del frente, otras a 300 kilómetros y algunas cercanas a las fronteras rusa o bielorrusa.

La cámara se mete en las escuelas, entre los alumnos y profesores, observa el día a día y solo en algunos momentos recoge testimonios a la cámara, lo que compone un documental con mucho más interés antropológico o social que cinematográfico.

"Son historias inspiradoras, que aportan esperanza", señalaron en rueda de prensa los productores, que precisaron que hay escuelas destrozadas, como alguna que aparece en el documental en la masacrada ciudad de Zaporiyia, otras que se han instalado en el metro o algunas funcionando solo 'online'. Las cifras apuntas que solo un tercio de los colegios están en una situación normal.

La idea de la directora era "hacer una película sobre la guerra pero sin la guerra", que mostrara cómo la educación sigue adelante y que hubiera pocos momentos realmente dramáticos.

Ese drama se concentra en el funeral de la directora de una escuela, fallecida en un ataque, y en el lloro de una niña pequeña al ver la foto de su padre muerto.

"Para los profesores es muy importante proteger a los niños, que tengan espacios seguros en los que se puedan desarrollar y comunicarse con otros niños, que puedan tener esperanza y disfrutar de su infancia", precisó Olha Bergman, una de las productoras.

Y frente a ese mensaje esperanzador, uno de los protagonistas del documental, Boris Khovriak, que apareció vestido de militar, se salió de la defensa de las escuelas para dar su opinión sobre lo que está ocurriendo en su país.

"Rusia está tratando de destruir la historia y la cultura de Ucrania y la única manera es ganar esta guerra. La Federación Rusa tiene que retirarse más allá de las fronteras reconocidas", afirmó.

Esa invasión rusa, de la que en unos días se cumplen tres años, ha provocado una enorme destrucción en Ucrania, pero si algo sorprende en el documental es que pese a todo, la vida continúa.

Los ucranianos se han acostumbrado a las sirenas que les alertan de ataques aéreos e interrumpen con naturalidad cualquier actividad que estén haciendo para trasladarse a los refugios, donde los profesores juegan con los más pequeños e incluso siguen con sus clases.

Las fiestas de graduación se siguen celebrando, así como los exámenes para entrar a la universidad. En algunos casos con los sonidos de las bombas en la lejanía y en otros en ciudades que viven ajenas a la guerra.

Son las imágenes que muestran un documental que es el primer filme ucraniano que compite en la Berlinale en 25 años, por lo que sus responsables consideran ya un éxito solo el hecho de estar en el festival.

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