"Muchas organizaciones no saben lo que pasará debido a la congelación de fondos, que ha causado despidos, suspensiones temporales y la detención de varios proyectos. La velocidad a lo que esto ha ocurrido está teniendo impactos visibles y palpables a nivel humanitario y definitivamente costará vidas", aseguró.
En una rueda de prensa para informar de la situación en Sudán, país que visitó recientemente, el máximo responsable de MSF indicó que la organización no está directamente afectada por las decisiones de Washington, ya que la mayoría de sus fuentes de financiación no son estatales, pero sí ha visto los efectos ocasionados por la congelación de la ayuda de USAID en otras ONG sobre el terreno.
"Las autoridades de Omdurmán (ciudad vecina de la capital Jartum) me contaron que sólo en los dos días anteriores hasta cinco organizaciones les anunciaron que tenían que suspender sus actividades en Darfur del Sur y otras zonas", señaló.
"Otras ONG han dejado de admitir nuevos pacientes en programas para niños malnutridos o han cerrado centros destinados a ellos", subrayó, para agregar que algunas de esas organizaciones han pedido a la propia MSF que asuma las actividades que ellas han tenido que detener.
Lockyear afirmó que la olvidada crisis de Sudán, que se prolonga desde hace 20 meses, es un "fracaso humanitario" por la escasa respuesta internacional al conflicto, el que ha causado un mayor desplazamiento interno en la actualidad, con 12 millones de personas huidas de sus hogares según cifras de Naciones Unidas.
"En la guerra se ha mostrado muy poco respeto a las vidas civiles y nuestros equipos han sido testigos por ejemplo de la devastación sufrida en muchos hospitales", afirmó, recordando que alrededor de un 80 % de la instalaciones sanitarias en zonas en conflicto han dejado de funcionar.
También aseguró que las organizaciones humanitarias "están atrapadas en una guerra burocrática" para poder acceder a muchas zonas con necesidades humanitarias, ante lo cual pidió a las partes en conflicto que cumplan los acuerdos y muestren "valentía" para poder permitir corredores humanitarios.
Uno de los lugares donde la ayuda de emergencia es especialmente urgente, subrayó, es el campo de desplazados de Zamzam, que acoge a unas 500.000 personas, es uno de los más grandes del país y está situado en la región occidental de Darfur.
Las rebeldes Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) controlan la mayor parte de esa zona y desde hace meses asedian el último bastión del ejército sudanés en la región, Al Fasher, en cuya cercanía se encuentra Zamzam, por lo que el campo de desplazados es objeto también de frecuentes ataques.
Lockyear recordó que ya se declaró una hambruna en el campo en agosto de 2024 y que las clínicas de MSF en las instalaciones pudieron comprobar que uno de cada tres niños a los que vacunó en septiembre mostraban signos de malnutrición aguda.