Desde el escenario del teatro Olympia, el realizador de 92 años, cuyo nombre completo es Konstantinos Gavras, recordó sus comienzos en el cine y cómo “todo se oponía a que un inmigrante griego se convirtiera en un cineasta francés”.
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Él consiguió entrar a formar parte del gran “espectáculo” entregado por los hermanos Lumière a la humanidad, explicó, gracias a la ayuda de figuras como el director Claude Pinoteau o el actor Jacques Perrin.
Fue en una Francia “humanista, que rechaza todas las dictaduras y todo el odio, una “Francia resistente”, “solidaria” y que recibe películas de todo el mundo.
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Pero en contraposición a esa experiencia del realizador nacido en Atenas, ganador de dos Oscar, recordó que a mediados de febrero un grupo de ultraderechistas atacó una asociación cultural de trabajadores inmigrantes turcos, en el céntrico distrito X de París, donde se proyectaba su película ‘Z’.
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Los ultras le dieron una paliza a un hombre de 30 años y le hirieron con armas blancas.
“¿Francia puede aceptar tales actos?”, se preguntó el director de ‘Missing’ (‘Desaparecido’) en la gala, en la que también dedicó este homenaje a su mujer, la productora Michèle Ray-Gavras.
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El galardón le fue entregado por la actriz francesa Karin Viard, quien alabó a Costa-Gavras como un director que hace del cine “un arma de reflexión masiva”.
Con esas palabras, todo el Olympia se levantó para ovacionarlo mientras subía a recoger el premio.
Costa-Gavras, que es uno de los grandes referentes del cine de compromiso político a nivel mundial, estrenó este mismo año su última película, ‘Le dernier souffle’ (‘El último suspiro’), en la que aborda el derecho a morir dignamente.
