En un comunicado, este departamento señaló que tratará de modificar el artículo 24 del Código Penal de las Fuerzas Armadas, para establecer que todos aquellos militares que manifiesten “lealtad al enemigo” de una manera que pueda “causar perjuicio militar” sean condenados a una pena de entre uno y siete años de prisión.
La nueva legislación castigará expresiones de lealtad “mediante palabras, acciones, escritos, imágenes, grabaciones electromagnéticas o métodos tecnológicos”, apuntó el MDN, subrayando que las actividades de “espionaje” del Partido Comunista chino (PCCh) “se han vuelto cada vez más desenfrenadas”.
“Estas operaciones suelen involucrar sobornos a militares mediante dinero, inversiones, apuestas, etcétera, con el fin de inducirlos a firmar declaraciones por escrito o grabar vídeos jurando lealtad al enemigo, lo que ha causado graves daños a la seguridad nacional”, denunció la cartera de Defensa.
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La enmienda legislativa será presentada próximamente al Yuan Ejecutivo (Gobierno) para su revisión “una vez completados los procedimientos legales y el aviso previo correspondiente”, detalló el comunicado oficial.
“Los militares en servicio activo, conforme a la Constitución y las leyes pertinentes, deben ser leales al país, proteger al pueblo y cumplir con su deber para garantizar la seguridad nacional. Aquellos pocos soldados que cometan actos de traición no sólo sufrirán la condena pública, sino que también serán llevados ante la Justicia”, sentenció el texto.
Las Fuerzas Armadas taiwanesas han sufrido un creciente número de casos de espionaje en los últimos años: en agosto pasado, ocho personas, entre ellas oficiales en activo, fueron condenadas a penas de entre 18 meses y 13 años de prisión por recopilar información de inteligencia para China.
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Taiwán se gobierna de forma autónoma desde 1949 bajo el nombre de la República de China y cuenta con unas Fuerzas Armadas y un sistema político, económico y social diferente al de la República Popular China, destacando como una de las democracias más avanzadas de Asia.
Sin embargo, Pekín considera a la isla como una “parte inalienable” de su territorio y en los últimos años ha redoblado su campaña de presión contra ella para concretar la “reunificación nacional”, clave en el objetivo a largo plazo del presidente, Xi Jinping, de lograr el “rejuvenecimiento” de la nación china.