El cambio de nombre no tiene un fundamento doctrinal, pero se ha arraigado desde la Alta Edad Media. Durante su pontificado, el papa adopta un nuevo nombre lleno de significado y referencia a su antecesor o a santos admirados. Este hábito comenzó con el papa Juan II en el siglo VI, quien cambió su nombre de Mercurius por sus connotaciones paganas.
La influencia de los predecesores
Adoptar un nombre de un papa anterior que superó crisis o inspiró reformas puede ser una decisión estratégica. Por ejemplo, el papa Francisco escogió su nombre en homenaje a San Francisco de Asís, subrayando su dedicación a la paz y al cuidado de los pobres. Benedicto XVI, por otra parte, eligió su nombre para aludir a la paz, honrando a San Benito y al papa Benedicto XV.
Nombres con implicaciones históricas
Algunos nombres son considerados poco probables hoy en día. Pedro, por ejemplo, no se utiliza por respeto a San Pedro. Nombres como Urbano o Pío podrían evocar asociaciones históricas negativas que los hacen menos atractivos en el contexto actual.
Influencias culturales y geográficas
Un papa del sur podría optar por nombres de los primeros pontífices no italianos, como Gelasio o Víctor, originarios de África. Nombres que evocan justicia social, como León, podrían ser preferidos si se busca un enfoque reformista.
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Historia de nombres únicos
En la historia, ha habido 44 nombres papales exclusivos, el más reciente siendo Francisco. Optar por un nombre único puede tener implicaciones significativas, como lo fue con el papa Lando en el siglo X.

Anuncio de un nuevo papa
El anuncio del nombre de un nuevo papa se realiza tras el humo blanco que sale de la chimenea de la Capilla Sixtina. En esta ceremonia, el cardenal diácono proclama “Habemus Papam” desde el balcón de la Basílica de San Pedro, revelando el nombre en latín. El nuevo papa incorpora sus nombres de bautismo y su apellido original en el idioma nativo.
Este ritual, culminación de un conclave, formaliza la elección del nuevo líder de la Iglesia Católica, marcando el inicio de su pontificado y cerrando un episodio lleno de simbolismo y tradición.