A las 11:09 (9:09 GMT), el primer papa estadounidense y también con nacionalidad peruana, Robert Francis Prevost, entró en la capilla Sixtina, vestido de blanco, con la mitra y el báculo.
Su pontificado, que ha despertado esperanza en el mundo con sus llamados a la paz en la línea de su predecesor Francisco.
En su primer discurso como papa el jueves, ya hizo un “llamado a la paz” a “todos los pueblos” y pidió “construir puentes” a través del “diálogo”, “sin miedo, unidos, dando la mano a Dios y dándonosla entre nosotros”.
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El segundo pontífice de las Américas, nacido en Estados Unidos hace 69 años y nacionalizado peruano, se vistió la víspera de blanco papal al término de dos días de un incierto cónclave.
Su elección como 267º papa de la Iglesia y líder espiritual de 1.400 millones de católicos en el mundo continuaba sorprendiendo este viernes a los fieles en la plaza vaticana de San Pedro y en el mundo.

“Los cardenales hicieron una muy buena elección”, aseguró a la AFP Barbara Boterberch, una creyente austríaca, en Jerusalén, destacando que su historia lo convierte en un papa “inmigrante”.
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Hijo de inmigrantes
Robert Francis Prevost nació en Chicago en 1955 en el seno de una familia con orígenes en varios países como España y Francia, y en 2015 obtuvo también la nacionalidad de Perú, donde ejerció de misionero y de obispo en Chiclayo.
La defensa de los migrantes fue una constante durante el pontificado de su predecesor argentino. Meses atrás, cuando aún era solo el cardenal Prevost, el nuevo papa criticó la política migratoria de Estados Unidos de Donald Trump.
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Pero según la prensa italiana, fue el cardenal Timothy Dolan, “el hombre del presidente Donald Trump en el Vaticano”, quien negoció sus apoyos en el cónclave, como ya hiciera en 2013 con la elección de Francisco.
En esta ocasión, los purpurados de Estados Unidos hicieron bloque, Prevost recibió también el apoyo de África y Asia y al final de quien figuraba como gran favorito, el italiano Petro Parolin, según la prensa.