Una de las decisiones más emblemáticas y debatidas durante la presidencia de José “Pepe” Mujica en Uruguay fue la legalización de la marihuana en 2013.
Uruguay se convirtió en el primer país del mundo en regular la producción, distribución y consumo de cannabis con fines recreativos.
La Ley 19.172 buscaba desarticular el narcotráfico y reducir el consumo de sustancias más peligrosas.
Sin embargo, críticos argumentaron que esta medida podía normalizar el consumo de drogas, especialmente entre los jóvenes, y cuestionaron su efectividad para combatir el crimen organizado.
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Legalización del aborto en Uruguay
La segunda decisión que generó controversia fue la legalización del aborto en 2012, mediante la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo.
Esta norma permitió a las mujeres interrumpir su embarazo hasta la semana 12 de gestación, posicionando a Uruguay como uno de los países más progresistas en este ámbito en América Latina.
Sin embargo, sectores conservadores y religiosos se opusieron ferozmente, argumentando que la ley atentaba contra valores tradicionales y el derecho a la vida.
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Matrimonio igualitario en Uruguay
El matrimonio igualitario, aprobado en 2013, fue el tercer hito de la presidencia de Mujica.
Uruguay se convirtió en el segundo país de la región en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Aunque esta medida fue aplaudida por organizaciones de derechos humanos, generó críticas de sectores conservadores que consideraban que la institución del matrimonio debía reservarse para parejas heterosexuales.
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La economía en la era Mujica
En el ámbito económico, cuarta decisión, la gestión de Mujica también enfrentó cuestionamientos. Su administración mantuvo un modelo económico basado en el crecimiento sostenido, pero algunos sectores criticaron la falta de reformas estructurales para diversificar la economía, altamente dependiente de la exportación de materias primas.
Además, el aumento del gasto público y la inflación generaron preocupaciones sobre la sostenibilidad fiscal a largo plazo.
Como quinto punto polémico está la gestión del sistema penitenciario. Mujica promovió políticas de reinserción social para los reclusos, pero las cárceles uruguayas continuaron enfrentando problemas de hacinamiento y violencia.
La decisión de liberar a algunos presos bajo ciertas condiciones fue criticada por quienes consideraban que ponía en riesgo la seguridad ciudadana.
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Política exterior de Mujica
En política exterior, Mujica mantuvo una postura pragmática, pero no exenta de críticas.
Su relación con gobiernos como el de Venezuela bajo Hugo Chávez generó controversia, especialmente entre sectores que lo acusaban de aliarse con regímenes autoritarios. Sin embargo, Mujica defendió su enfoque como una forma de promover el diálogo y la integración regional. Se puede tomar como la sexta decisión.
El proyecto de megaminería, como el de la empresa Aratirí, fue otro foco de conflicto y séptima polémica decisión. Aunque Mujica inicialmente apoyó la idea como motor de desarrollo económico, las protestas de ambientalistas y comunidades locales por el impacto ambiental llevaron a su eventual cancelación.
Esta indecisión fue vista por algunos como una falta de claridad en su visión económica.
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Estilo de vida de Mujica
Finalmente, su estilo personal también generó debate. Mientras muchos admiraban su austeridad –vivía en una modesta chacra y donaba gran parte de su salario–, otros lo acusaban de populismo, argumentando que su imagen de “presidente pobre” era una estrategia para ganar simpatía.
Pese a las críticas, Mujica logró proyectar una imagen de autenticidad que lo convirtió en un ícono global.
El legado de Mujica sigue siendo motivo de análisis. Sus decisiones, marcadas por un enfoque progresista, transformaron a Uruguay en un referente de derechos sociales, pero también dejaron preguntas sobre su impacto a largo plazo.
Su presidencia, sin duda, fue un punto de inflexión en la historia del país.