En la rueda de prensa mensual del Ministerio de Defensa, el portavoz castrense Zhang Xiaogang aseguró que “mientras no cesen las provocaciones, no habrá paz”.
Según el vocero chino, las autoridades del Partido Democrático Progresista (PDP, gobernante en Taiwán) “no tendrán éxito si intentan lograr la independencia de Taiwán”.
Zhang aseveró que si continúan “provocando”, las autoridades de Taiwán se estarán “pegando un tiro en el pie”, mientras avisaba de que “la solución a la cuestión de Taiwán es un asunto del pueblo chino que no acepta ninguna interferencia”, en referencia al rol que podría desempeñar Estados Unidos en un conflicto.
El portavoz agregó que, en caso de guerra, “el tipo de gente de William Lai (presidente taiwanés) serán los primeros en huir”.
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Algunos analistas isleños plantearon en los últimos días la posibilidad de que Pekín aproveche la Fiesta del Barco del Dragón, prevista este fin de semana, para lanzar una nueva oleada de ejercicios militares en torno a Taiwán.
Las fuerzas taiwanesas informaron este miércoles de que el portaaviones más antiguo de China, el Liaoning, estaba navegando por aguas situadas al sureste de la isla.
Estos movimientos se producen en pleno recrudecimiento de la actividad militar de Pekín en torno a Taiwán: más de 50 aeronaves de guerra chinas cruzaron la línea media del Estrecho y penetraron en la autoproclamada Zona de Identificación de Defensa Aérea (ADIZ) taiwanesa en los últimos días.

La semana pasada, Lai, considerado por China como un “independentista” y un “alborotador”, insistió en que su Gobierno continuará fortaleciendo las capacidades defensivas de la isla para evitar un conflicto armado en el Estrecho.
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Las autoridades de Pekín consideran a Taiwán como una “parte inalienable” del territorio chino y no han descartado el uso de la fuerza para concretar la “reunificación” de la isla y el continente, uno de los objetivos a largo plazo trazados por el presidente chino, Xi Jinping, tras su llegada al poder en 2012.
En este contexto, China ha intensificado su campaña de presión diplomática y militar contra Taiwán en los últimos años, organizando maniobras bélicas en las inmediaciones de la isla con cada vez más frecuencia y forzando la pérdida de aliados diplomáticos de Taipéi en favor de Pekín.
El Gobierno de Taiwán, liderado por el PDP, una formación de tendencia soberanista, desde 2016, defiende que la isla ya es de facto un país independiente bajo el nombre de la República de China y sostiene que su futuro solo puede ser decidido por sus 23 millones de habitantes.