Nacido en 1964 en Andong, en el centro-este de Corea del Sur, comenzó a trabajar en fábricas desde los 12 años, tras mudarse con su familia a Seongnam, una ciudad dormitorio de Seúl. Antes de completar sus estudios básicos en una academia privada que a menudo no podía costear, sufrió un accidente en el trabajo que le dejó secuelas permanentes en el brazo izquierdo.
Posteriormente estudió Derecho con una beca y abrió su despacho como abogado de derechos humanos, inspirado por Roh Moo-hyun, quien terminaría siendo presidente de Corea del Sur con el partido liberal de 2002 a 2007.
Lee comenzó a ganar notoriedad en los 80 como miembro de un colectivo de juristas progresistas durante los inicios de la transición democrática, al que pertenecieron figuras como Moon Jae-in, presidente surcoreano de 2017-2022, y el mismo Roh. Se afilió al partido liberal en 2004 y fue elegido alcalde de Seongnam en 2010 y reelegido en 2014.
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Destacó por sanear las finanzas públicas y por lanzar programas sociales como un ingreso básico universal para los jóvenes. Sin embargo, durante su alcaldía también emergieron escándalos familiares y una particular acusación de corrupción que hasta ahora le persigue.
Sus adversarios lo vinculan a un presunto esquema irregular de reparto de beneficios en un proyecto urbanístico, en el que un funcionario implicado, Kim Moon-ki, fue hallado muerto en 2021.
Aspiraciones presidenciales
Lee mostró sus primeras aspiraciones presidenciales en 2017, cuando compitió en las primarias del Partido Democrático contra Moon, quien lo derrotó. En 2018, pasó a ser gobernador de la provincia más poblada del país, Gyeonggi, y durante la pandemia destacó por distribuir cheques de ayuda directa.
En 2022 fue candidato presidencial con un programa progresista, pero perdió por apenas 0,73 puntos ante Yoon Suk-yeol. Poco después, fue elegido líder del Partido Democrático, puesto que abandonó para competir en las actuales elecciones presidenciales.
En enero de 2024, Lee fue víctima de un intento de asesinato durante una visita a Busan. Un hombre lo apuñaló en el cuello alegando que quería impedir su llegada a la presidencia. El ataque, del que sobrevivió tras una cirugía, fortaleció su imagen de político combativo.
Una nueva oportunidad
La destitución de Yoon en abril de 2025 por su intento fallido de instaurar la ley marcial reconfiguró por completo el tablero político. El 27 de abril, Lee fue oficialmente nominado como candidato presidencial del Partido Democrático (DP) con un abrumador 89,77% de los votos, una cifra récord.
El 28 de mayo, una encuesta de Realmeter lo situaba con un 49,2% de apoyo, seguido por Kim Moon-soo (36,8%) del conservador Partido del Poder del Pueblo, y Lee Jun-seok (10,3%) del minoritario Partido de Nueva Reforma. La ley electoral prohíbe divulgar encuestas a partir de ese día.
Sin embargo, la candidatura de Lee está amenazada por la reapertura del juicio penal en su contra. El Tribunal Supremo anuló el fallo absolutorio del Tribunal Superior del 26 de marzo y ordenó repetir el proceso, con una primera audiencia el 18 de junio. La causa se refiere a presuntas declaraciones falsas sobre el polémico proyecto urbanístico y una relación negada con Kim Moon-ki.
Si Lee se convierte en presidente y el Tribunal Superior respeta la postura del Supremo, como es de esperarse, Lee será declarado culpable. Sin embargo, una cláusula constitucional establece que un presidente en funciones no puede ser procesado penalmente durante su mandato, salvo en casos de insurrección o traición.

Esto, en principio, le otorgaría inmunidad penal mientras ocupa el cargo, pero los expertos legales no coinciden sobre el alcance exacto de esta protección.
Para algunos, el presidente no puede ser formalmente procesado mientras esté en el cargo, pero eso no impide que un juicio iniciado previamente continúe y se dicte una sentencia. Otros, en cambio, interpretan que la protección se extiende a todo el proceso judicial, lo que obligaría a suspender cualquier procedimiento en curso durante el tiempo que dure el mandato
Propuestas y discurso de campaña
En esta segunda campaña presidencial, Lee ha matizado su perfil ideológico. Aunque mantiene su compromiso con la justicia social, ha enfatizado ahora el crecimiento económico, la innovación tecnológica y el pragmatismo, en un intento de atraer a votantes de centro e incluso conservadores.
En política exterior, ha reafirmado la alianza con EE.UU. y la cooperación trilateral con Japón, pero también defiende que Seúl debe priorizar sus propios intereses y restablecer el diálogo con Corea del Norte.
En materia institucional, ha propuesto crear un Ministerio de Clima y Energía y, contrario a sus principales rivales que quieren abolir el Ministerio de Igualdad de Género y Familia, Lee ha optado por prometer la expansión del mismo.
Con el país aún marcado por la destitución presidencial y en un clima de alta polarización, Lee ha repetido en sus discursos que su objetivo es cerrar la era del enfrentamiento y abrir una nueva de unidad y esperanza. Pero su destino, como el del país, sigue atado a una resolución judicial pendiente.