“Se declara alerta anaranjada institucional por (la) erupción del volcán de fuego” iniciada la noche del miércoles, dijo a periodistas Juan Laureano, portavoz de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres, a cargo de la protección civil.
El coloso, considerado el volcán más activo en Centroamérica, provocó hace siete años una avalancha que arrasó una comunidad, con saldo de 215 muertos y una cifra similar de desaparecidos.
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“La actividad en el cráter ha cambiado hacia una fase más efusiva” desde la noche del miércoles, indicó el Instituto de Vulcanología en un boletín.
Del volcán emergen columnas de ceniza y lava, además de “corrientes” de material ardiente, conocidas como flujos piroclásticos, que descienden por sus laderas, agregó.
El Instituto explicó que el macizo se mantiene en “parámetros normales” con “explosiones débiles y moderadas” después de su última erupción en marzo, que provocó la evacuación temporal de un millar de personas.

La Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) vigila la evolución del coloso junto con líderes de las poblaciones cercanas, dijo su portavoz, Juan Laureano.
Una lluvia de ceniza cae sobre comunidades ubicadas en el flanco oeste del volcán, pero “de momento no hay evacuados”, indicó el vocero del ente a cargo de la protección civil.
Por su lado, la Dirección de Aeronáutica precisó que la actividad del volcán no afecta la navegación aérea, ni al aeropuerto internacional de la capital.
El coloso, de 3.763 metros de altura y situado entre los departamentos (provincias) de Escuintla, Chimaltenango y Sacatepéquez, es uno de los tres volcanes activos del país junto al Pacaya (sur) y el Santiaguito (oeste).
Durante la erupción de marzo, el gobierno suspendió las clases en cuatro municipios y cerró temporalmente una carretera hacia la ciudad colonial de Antigua, principal atractivo turístico de Guatemala y Patrimonio Cultural de la Humanidad de la Unesco desde 1979.